Historia de Cuba

… nada hay más justo (…) que dejar en punto de verdad las cosas de la Historia. José Martí

Trinidad Lagomasino: La Solitaria

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Trinidad Lagomasino y Álvares conocida como «La Solitaria«, fue una de las más mujeres más audaces entre las que colaboraron con el Ejército Libertador cubano durante la Guerra del 95.

Nació en Sancti Spíritus el 20 de noviembre de 1862, hija de un militar español y una distinguida dama criolla de esa villa. Sus servicios a la independencia comenzaron desde el mismo momento en que su hermano Luis se pronunciara por la independencia. Trinidad prestó todo tipo de auxilio a las fuerzas independentistas que llegaban a la finca «Quemadito», propiedad de su esposo Rafael Madrigal y Cruz. Del patriotismo de la pareja fueron testigos renombrados jefes mambises como Juan Bruno Zayas y Rosendo García, que recibieron su constante ayuda hasta que las tropas españolas quemaron todas las propiedades de Trinidad y Rafael y les obligaron a radicarse en la villa de Sancti Spíritus.

En la población se dedicó entonces Trinidad a recabar el apoyo de los audaces y convencer a los indecisos para formar una amplia «agencia» de espionaje y colaboración. Fue tan eficaz su trabajo que pronto la red se extendió fuera de la jurisdicción de Sancti Spíritus y llegó hasta La Habana, Cienfuegos, Villa Clara, Matanzas y Caibarién. Esta gran red de colaboradores se encargaría durante toda la contienda de la atención de las familias de los que se encontraban alzados en armas y de tramitar la correspondencia del exterior, unas veces por vía directa, otras a través del consulado de los Estados Unidos, donde trabajaba Rafael Madrigal.

Al terminar la guerra, Trinidad Lagomasino, personalmente se presentó en el campamento de los patriotas de Sancti Spíritus para poner en sus manos todos los recursos que había adquirido entre sus paisanos y que sirvieron para aliviar el hambre y la desnudez de los que todo habían perdido por la independencia de su patria.

No lo hizo para tener retribución de nada ni de nadie, porque murió en la República en el más absoluto anonimato, ignorada por muchos de los que asistió en la hora de mayor necesidad. Ella, a quien el áspero y nada dado a los cumplidos, Máximo Gómez trataba de «hija» lo hizo, simplemente, para cumplir con un deber que se autoimpuso y sólo le quedó la satisfacción del deber cumplido.

Bibliografía consultada:

Trinidad Lagomasino y Álvares. Revista Bohemia. 12 de marzo de 1911.

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