Historia de Cuba

… nada hay más justo (…) que dejar en punto de verdad las cosas de la Historia. José Martí


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Municipio Consolación del Sur


Plano de Pinar del Río (en negro, Consolación del Sur)
Consolación del Sur es uno de los municipios de la provincia de Pinar del Río. Durante la República formaban parte del mismo los barrios de Alonso Rojas, Arroyo Colorado, Ceja de Herradura, Colmenar, Herradura, Jagua, Lajas, Legua, Leña, Palenque, Pilotos, Río Hondo, Ruiz, San Diego de los Baños, San Pablo, Santa Clara, Soledad y Villa; que totalizaban 3 968 fincas. Según el censo de 1953 Consolación del Sur tenía una población de 50 915 habitantes distribuidos en un área de 1 209 Km cuadrados lo que resultaba en una proporción de 42.1 habitantes por Km cuadrado; el 79.8 % de esa población se encontraba en las zonas rurales.Su santo patrono era Nuestra Señora de la Candelaria.
El término municipal de Consolación del Sur formaba parte del partido judicial de su nombre. Contaba con juzgados de primera Instancia e Instrucción y juzgado municipal; ambos de tercera clase y ubicados en la cabecera, teniendo además juzgados municipales de cuarta clase en Alonso Rojas y San Diego de los baños. Tenía, además, Jefatura Local de Salubridad, Junta de Educación, Oficina Local de Comunicaciones y Junta Municipal Electoral.
Situación y límites:

El municipio de Consolación del Sur se encontraba situado en centro de la provincia, limitando por el norte con los términos municipales de Viñales y Consolación del Norte; por el este con el término municipal de Los Palacios; por el sur con el Mar de las Antillas y por el oeste con el municipio de Pinar del Río.

Consolación del Sur (vista aérea de los años 1950)
Como la mayor parte de los términos municipales de la provincia, comprendía tres zonas topográficas: a) una al norte, montañosa, en la que se alzan las alturas calizas de la sierra de los Órganos, destacándose los mogotes de la sierra de la Güira; b) otra al centro, que forma parte del peniplano occidental de Cuba, y c) junto a la costa, una tercera porción cenagosa y cubierta de mangles. El geógrafo Esteban Pichardo señaló que el territorio de este término municipal era «…llano, arenoso, húmedo, cortado de ríos, bosques y sabanas al sur; fragoso, pizarroso, calcáreo, seco, zanjeado de hondos barrancos y cubierto de pinares, al norte; ondeado, arenoso, arcilloso, de sabanas y vegas al centro. Los intermedios de río a río son sabanas de guanales y pinares, en el sur; de pinares ybarrigonales, en el medio; de pinares y encinales, en lo alto. Las sabanas o prados naturales son estériles; no tanto los que fueron bosques consumidos por los incendios anuales. Las lomas son Cuchillas, con algunos pinos, las pizarrosas, y bosques de pinos en las calcáreas. La planicie austral parece haber sido un bosque cerrado desde el hato de las Vegas hasta La Coloma; las sabanas de Juan Martín, del Guanal y de Santiago denotan grandes quemados. Este llano en tiempo de seca es arenoso y fofo, de suerte que fuera de los caminos no puede correrse cien pasos sin hundirse las caballerías hasta el pecho, cubierto de yerba amarilla en medio de la cual se elevan millones de melancólicos guanos y pinos. Este suelo – continuó Pichardo – es lo más estéril que puede imaginarse, empero donde lo cortan las vertientes de algunos ríos dispersados en su superficie, ofrecen sus orillas tierras feraces, turbosas, sobrepuestas de mantillo, con altos y espesos bosques. Al centro, el terreno ondeado, regado de arroyos, es una sabana improductiva, aunque menos arenosaque la otra, con el piso arcilloso, salpicado de pinos, palmas barrigonas o encinas. Subiendo al noroeste, desaparecen las segundas y continúan los primeros por altísimas Cuchillas, entre las que sobresalen las de Juan Bran, el Lirio y la de Caiguanabo, todas laderas inaccesibles y manando de sus barrancos agua clarísima, célebre por su pureza y que es conocida con el nombre de Agua del Pinar.»
Al norte del término municipal se advierte la arista que separa las vertientes norte y sur de la Isla, por las lomas de Pico Grande de San Andrés y las Cucharas al mogote de la mina de la Chorrera y sierra de San Vicente. Al sur de la arista están el valle de la Ceja de Ana de Luna por donde corre en sus inicios el río Hondo y el valle del Caiguanabo, cuna del río de su nombre. Más al sur salen – como ya se ha dicho – los espolones conocidos por Loma de Caiguanabo, del Lirio, de Juan Moreno, de Juan Bran y otras menores, todas esquítosas y con pinares. A sus faldas comienza un suelo suavemente ondulado, pero cortado por arroyos de profundos barrancos que no permiten el paso a no ser por determinadas líneas tortuosas, a merced de las hondonadas. Así son los terrenos de Candelaria, Lajas, Leña y Pinalillo y aún el mismo pueblo de Consolación. Finalmente, la comunicación principal natural que el grupo oeste ofrece por medio estas montañas a una y otra banda es el Abra del Rosario, que de la hacienda de este nombre va por la Chorrera, río Hondo y Lagunal, a la cabecera del término municipal, en el llano del sur. 
El Balneario de San Diego de los Baños en 1953
Cuenta el territorio con numerosas cavernas, pudiendo mencionarse como principal la de Santa Catalina, que es una gruta inmensa, cuya gran puerta está a poco más de 40 metros del suelo. Existen, además, varios valles como el de la Ceja de Ana de Luna, que hemos mencionado anteriormente. Es una planicie tan nivelada que en la estación lluviosa se inunda y se convierte en un lago o ciénaga que llaman el Caguasal, por la yerba de este nombre que allí abunda.
Pichardo dijo también que esta comarca reposa sobre un banco calcáreo de formación secundaria. Es, agregó, un terreno neptuniano, inmenso acopio de animales petrificados, cuyos cadáveres amontonados por una enorme fuerza forman la extensa base de las Antillas de Sotavento, despojos visibles aún en la roca maciza del banco.
Solamente un mapa de grande escala podría explicar bien el laberinto de aguas de esta comarca: los brazos, caños, confluencias y ramificaciones de los ríos que riegan, se juntan, se separan, se unen, se dispersan formando lagunas o perdiéndose en un arenal o en un manglar. El más importante es el río Hondo, caudalosa y profunda corriente, que nace en la hacienda de la Chorrera, al pie de la Cuchilla de los Gavilanes, riega el valle de Tejas, la hacienda de Ana de Luna y el caserío de su nombre, ocupando sus fértiles orillas las renombradas vegas de tabaco próximas a Consolación y Puerta de Golpe. Su curso general es al sureste y recibe numerosos afluentes por entrambas riberas, de los cuales el principal es el río Santa Clara, que nace en la sierra del Rosario con el nombre de río de Lajas. El río Hondo desagua en la albufera del Gato, formando antes en la ciénaga un gran estero llamado Laguna del Masío. Tiene unos 45 kilómetros, y el geógrafo Pichardo lo llamo “ese gigante de Occidente… forma un delta de unas 1500 caballerías de tierra mucho mayor, en proporción, que el que era mucho mayor, en proporción que el queforman el Nilo y el Ganges…, hace más deun siglo que este río era caudaloso y navegable hasta el mar, pero en 1741 don Nicolás Hidalgo Gato, dueño del Roblar, y don Francisco Duarte, arrendatario de Juan Martín, convinieron en cerrarle e impedir toda navegación, para lo cual Gato empalizó la boca del río…”. Otro río importante es el Herradura, que nace en la sierra y corral de La Güira, corre hacia el sur.; júntasele por la derecha el arroyo Pinalillo, antes de llegar a la hacienda de ese título y poco después el de Candelaria, por la izquierda; prosigue al sur reabriendo por la derecha al Arroyo del Medio y al de la Legua que viene unido con el delMasio y continúa su rumbo hacia el sur, pasando cerca del pueblo y hacienda de Herradura, que le da su nombre. Más allá del pueblo recibe numerosos afluentes hasta despedir un brazo por la izquierda que va a unirse al río Caiguanabo o San Diego, sobre la ciénaga, y como a cuatro km de su boca. El otro brazo, de la derecha, que es el río Portugal o Herradura, prosigue hacia el sureste, entra en la ciénaga y antes de desbocar en el mar se abre en dos esteros de grandes bocas: el de la izquierda llamado estero Golpe de San Diego o Salida de la Herradura, y el occidental, estero del Boquete. El río Herradura tiene unos 40 km de largo y una anchura media de 15  a 20 metros. Otros ríos del término municipal son el Caiguanabo o San Diego, el Ajiconal, el San Felipe y el Macurijes.
Iglesia de Consolación del Sur (foto actual)
La descripción del territorio del municipio no puede completarse sin mencionar, como características de su flora la palma cana, que tanto abunda en Vuelta Abajo, pero principalmente en Consolación, sino también la palma barrigona que es una planta que alcanza hasta diez metros de altura, con tronco de gran abultamiento en el centro y muy delgado en sus extremos, de gran utilidad para el campesino. Asimismo es característica la palma corcho, planta igualmente indígena, con una corteza rugosa que presenta de trecho en trecho unos anillos, de la cual se dice que es una especie que vivió junto a las coníferas y helechos gigantescos, plantas que por sucesivos trastornos geológicos y un proceso de mineralización y petrificación dieron origen al hulla. Aparentemente la palma corcho apenas se conserva en el mundo en una zona que se extiende desde San Diego hasta las cercanías de la ciudad de Pinar del Río, si bien en un rincón situado cerca del pueblo de Pilotos es donde más abunda. La cabecera del término municipal es la villa de Consolación, la cual comenzó a fundarse allá por el año 1690, pero en 1750 fue trasladada al sitio donde hoy se encuentra. El censo de 1907 le atribuyó una población de 3 414 habitantes, que en 1953 se había elevado a 6 146.
Otros núcleos urbanos de importancia eran:
Alonso de Rojas: Cabecera del barrio rural de su nombre y del término municipal de su nombre que fue creado el 1ro de enero de 1879 y suprimido en 1902 durante la ocupación militar de Estados Unidos. Este poblado fue fundado en 1863 por Juan Calvo, José Burgada y Juan Bustamante y fue destruido durante la Guerra del 95. En el censo de 1953 contaba con una población urbana inferior a los 1000 habitantes.
Herradura: Cabecera del barrio rural de su nombre, situada a orillas de la línea del ferrocarril y unida a la Carretera Central por una pequeña carretera, distaba de la cabecera municipal unos nueve km. El poblado era antiguo, pero fue reconstruido en 1904 por una colonia norteamericana que se estableció en el lugar para dedicarse al cultivo de los cítricos. Al final sus propiedades pasarían a la compañía cubana The Herradura Land Co, perdiendo el poblado la importancia que en los primeros años republicanos tuvo y cediéndola a Entronque de Herradura, junto a la Carretera Central.
Pilotos: Población situada hacia el oeste del término municipal, próxima al límite con el municipio Pinar del Río. En 1953 tenía menos de 1000 habitantes, pero era una rica zona tabacalera.
Puerta de Golpe: Cabecera del barrio rural de Río Hondo, donde radicaban algunas de las mejores vegas de tabaco del municipio. Era la más habitada y de mayor movimiento agrícola y comercial de las poblaciones del interior del municipio. En 1953 tenía unos 1512 habitantes y contaba con una estación de ferrocarriles.
San Diego de los Baños: Cabecera del barrio de su nombre, población situada junto al río San Diego o Caiguanabo, a pocos kilómetros al norte del kilómetro 126 de la Carretera Central, donde brotan los manantiales sulfotermales más conocidos de Cuba y de fama internacional. Estos manantiales derivan del mismo río, cuyo lecho es un vasto banco de mármoles azules. Las aguas son utilizadas y recomendadas, desde mediados del siglo XVIII, por sus propiedades terapéuticas sorprendentes. El pueblo comenzó a formarse en 1793, año en el cual se levantó y abrió al culto una ermita bajo la advocación de San Diego en el hato San Pedro de la Galera, perteneciente a don Mateo Pedroso, pero en realidad no comenzó a existir en sentido ordenado y formal hasta que en 1844 Luis Pedroso, heredero de Mateo, emprendió la edificación regular del caserío, trazando el plano de la actual población el agrimensor Cristóbal Gallegos. Hasta 1879 era San Diego cabecera del partido de su nombre, perteneciente a la jurisdicción de San Cristóbal, pero en enero 1 de dicho año se creó Ayuntamiento, adviniendo así a la vida municipal, condición que conservó hasta la promulgación de la Orden Militar 23 de 1902 que suprimió el término municipal y anexó sus barrios a Consolación del Sur, con la excepción del de Catalina, incorporado a Consolación del Norte. En el censo de 1953 el pueblo contaba con menos de 1000 habitantes. En las décadas del 40 y 50 el poblado fue reconstruido totalmente y puesto bajo la administración de un organismo autónomo, el Patronato Ejecutivo para la Ciudad Balneario de San Diego.
Economía:
La agricultura era la principal fuente de riqueza de Consolación del Sur, siendo su producción agropecuaria equivalente al 13 % de la producción agropecuaria provincial, lo que colocaba a este término municipal en tercer lugar en rango en cuanto a este orden de riquezas, superado únicamente por Pinar del Río y San Juan y Martínez. Estaba representada por: tabaco, ganado, arroz, maíz, boniato, yuca dulce, malanga blanca y otras viandas, hortalizas, frijol, piña morada, naranja dulce, pimiento, etc. El tabaco constituía el 55 % de sus ingresos agrícolas, equivaliendo la producción municipal al 14 % de la provincial; seguían en orden de importancia los productos de la ganadería con el 12 %, las viandas con poco más del 10 %, el arroz con el 9 %, si bien, hay que señalar que este último porcentaje debió experimentar un considerable aumento en los últimos años anteriores a 1959 al expandirse los cultivos de este cereal. Sus áreas dedicadas a pasto sumaban 52 003 hectáreas, las cubiertas de monte 9896 y las afectadas por el marabú 10 720.
Es preciso decir que Consolación del Sur había pasado a ser el primer municipio productor de arroz de la provincia y uno de los más importantes de Cuba. Antes de 1959 las siembras se habían incrementado considerablemente gracias a la abundancia de agua y la mecanización, que habían permitido incorporar a la producción extensiones de terrenos al sur del municipio que se juzgaban, hasta ese momento, totalmente estériles.
Pero no sólo el arroz destacaba a Consolación del Sur en el cuadro productivo de la provincia. El municipio ocupaba también el primer lugar de la provincia en cuanto a la producción ganadera y de boniato.
Otros datos censales:
Durante la República Consolación del Sur triplicó la población que tenía al cesar la soberanía española, conforme podrá apreciarse a continuación:
1887 1899 1907 1919 1931 1943 1953
26 645 19 084 28 819 32 496 43 790 47 068 50 915
Otros datos de interés ofrecidos por el censo de 1953 fueron:
  1. El número de viviendas urbanas era en 1953 de 2248 y el de viviendas rurales de 7 261, lo que hacía un total de 9 509.
  2. La población económicamente activa de catorce y más años de edad, era de 17 202 habitantes.
  3. Figuraban empadronados 12 063 analfabetos, equivalentes a un 32.8 por 100 de la población de diez o más años de edad.
  4. Los electores registrados sumaban 22981.

Comunicaciones:
Hasta 1908 la vía de comunicación civilizada con La Habana y Pinar del Río era el ferrocarril del Oeste, pero éste no llegaba a la villa de Consolación y era necesario recorrer tres kilómetros por una maltrecha carretera para alcanzar el tren, situación enojosa a la que se puso término merced a la ley de 15 mayo 1914 del representante Wifredo Fernández Vega, lográndose así la aproximación del ferrocarril a Consolación. Durante la administración de Charles Magoon se realizó la prolongación hasta Guane de la carretera de La Habana a San Cristóbal, pasando por Consolación y Pinar del Río, vía que en 1930 se transformó en la Carretera Central. Como el FC, ésta atraviesa el municipio de este a oeste siendo de 152 kilómetros la distancia que separa a la cabecera de La Habana en dirección este y de 22 kilómetros la que media a Pinar del Rio, en dirección oeste.Existían, además, carreteras que unían a la Carretera Central por el norte con San Diego de los Baños y Pilotos, y por el sur con Paso Real de San Diego, Herradura, Alonso de Rojas y Puerta de Golpe. Existían también varios caminos vecinales.
Como casi todos los otros núcleos urbanos importantes de la provincia, Consolación contaba con servicio de correo, telégrafo y teléfono, local y de larga distancia.
Historia local:
La primera merced fue concedida el 15 enero 1569, a favor de Pedro López Sosa, para explotar el corral Consolación. Otras mercedes otorgadas posteriormente fueron las siguientes: corral San Felipe (Juan de Rojas 1574); hato Hernán Cortés (Juan Narváez 1578); corrales Río Hondo (Baltasar Roías 1578); Herradura (Juan de Rojas 1598); Caimito (Juan Pérez Oporto, 1626); Rancho del Ají (Agustín Rojas, 1628); hato Quemado Grande (Petrona del Castillo, 1632); corral Santa Rosa o San Diego (Francisco Martínez 1632).
Consolación deriva su nombre del corral mercedado a López Sosa en 1569, si bien no fue hasta 1690 que se hizo el primer esfuerzo encaminado a crear el poblado, mediante la edificación de una pequeña ermita destinada a los feligreses de los alrededores, dando esto lugar a que se estableciera una tienda mixta en el sitio donde radica actualmente la localidad agrupándose en sus inmediaciones algunas pobres viviendas. La modesta iglesia fue erigida en parroquia por el obispo Compostela, designándose como auxiliar suya la de La Chorrera o Consolación del Norte y siendo su primer párroco el presbítero Antonio Gómez Brito. En 1750 la iglesia fue trasladada al sitio donde actualmente radica la villa, dándose el primer impulso urbanístico al proceder la familia Cruz Vichot y Eligio Pérez a la distribución entre los vecinos de 254 solares procedentes de unas 20 hectáreas de terreno que había cedido la marquesa de Gargallo de un fundo recibido mediante merced real. Se afirma que la primera casa construida fue la de Dominga Peña y Díaz, en la calle Sur, asegurando a la vez el geógrafo Pichardo que por entonces Consolación “era el caserío más vistoso y grande la jurisdicción de Nueva Filipina, estando formado por tres casas de mampostería y tejas, cinco de tabla y teja, dos de tabla y guana y 70 de embarrado y guano, contando en total con 192 habitantes que en 1846 habían pasado a ser 262.
A principios del siglo XIX, y por breve tiempo, Consolación tuvo Ayuntamiento, aunque no llegó a formalizarse su integración, pues desapareció por obra del gobernador Juan Ruiz de Apodaca, como muchos otros, al cesar el régimen constitucional. En su lugar, en 1830 fue creada la Capitanía Pedánea, con Vicente Araoz como primer capitán. El último habría de serlo Raimundo Ubieta.
En aquellos tiempos iniciales la calle principal era la calle Real y las otras recibían los nombres de la Laguna, la de la Guásima, la del Sur, la de Salsipuedes, la de la Plaza y la de la Iglesia. En 1844 un incendio destruyó el templo, levantándose en el mismo sitio otro de guano, con un cementerio anexo, que al siguiente año fue trasladado al lugar que ocupa en la actualidad.
La nueva iglesia apenas duró cuatro años, pues otro incendio la hizo cenizas, edificándose otra nueva en la esquina formada por las calles Sur y Cruz Vichot, la cual se desplomó por defectos de fabricación basta que, bajo la dirección de don Salvador Domenech, se construyó la hoy día existente, que quedó consagrada en 1875, teniendo por primer párroco al presbítero Rafael Nájera. Su costo ascendió a $ 52 000, suma que reunieron los vecinos por gestiones del capitán de partido don José Armenteros.
El 1ro de julio 1866 surgió Consolación del Sur a la vida municipal, esta vez definitivamente, al crearse su Ayuntamiento, figurando como primer alcalde don Juan Rodríguez. El 21 de noviembre de 1879, por Real Orden se otorgó a Consolación el título de villa. En 1884 ocupaba el cargo de alcalde don Manuel Garay y Urrutia. Al tiempo de cesar la soberanía española la posición era servida por Evaristo Perojo, a quien reemplazó por decisión del gobierno interventor el licenciado Miguel Henríquez y Porto.
Durante la Guerra del 95 y no obstante el hecho de que en la villa predominaba el elemento peninsular, un grupo entusiastas consolareños se dispuso a abrazar la causa separatista. En este sentido son dignos de especial mención los esfuerzos conspirativos de Ernesto Asbert y Díaz, de los hermanos, Miguel, Ramón y Pío Cruz, de Ramón y Domingo Hernández, de Francisco Alonso y de Francisco Armendy. La labor de ellos, y en especial de Asbert, no dejó de llamar la atención de las autoridades coloniales, pero enterado el último a tiempo, ideo realizar un viaie a La Habana que sirviera para despistar las sospechas y más tarde volvió a su pueblo para aguardar el momento de empuñar las armas lo cual hizo el 9 enero 1896, incorporándose a las fuerzas de la columna invasora mandadas por el coronel Antonio Núñez, secundado – señalan los historiadores Emeterio Santovenia y Adolfo Dollero – por 119 hombres, de los cuales 40 estaban armados de fusiles Remington y los restantes de machetes.
Coronel del Ejército Libertador cubano, Ernesto Asbert,
natural de Consolación del Sur
Otra importante contribución a la lucha independentista fue la brindada por la familia Páez. En Catalina Valdés de Páez marchando a la manigua con sus diez hijos, brindó Consolación del Sur, y con ésta Vuelta Abajo, un magnífico exponente de bien sentida devoción patriótica. Entre los consolareños que alcanzaron altos grados en el ejército mambí figuraron el propio Asbert, que llegó a coronel y peleó en la provincia de La Habana; el también coronel Domingo Hernández, que combatió a las órdenes del mayor general Mario García Menocal y el teniente coronel José Pereda y Gálvez.
Los sucesos más notables relacionados con la Guerra del 95, en lo que a la villa de Consolación del Sur se refiere, pueden resumirse del siguiente modo:
a) El 9 enero 1896, día de la incorporación al Ejército Libertador de Asbert y los que con él habían jurado defender la bandera de la estrella solitaria, acamparon en las cercanías del poblado las fuerzas invasoras al mando de los coroneles Cayito Álvarez y Antonio Núñez.
 b) El día 12 de enero se presentó en la población el comandante mambí Pío Domínguez al frente de 250 hombres, procediendo a extraer el mobiliario y archivo municipal, que depositaron en la Plaza de Recreo, incendiándolos.
c) El 25 de marzo siguiente, en la loma del Descanso, barrio de Lajas, se registró un encuentro entre las fuerzas insurrectas al mando del mayor general Antonio Maceo y las españolas, que comandaba el general Suárez Valdés, resultando este último herido de dos balazos.
d) El 10 de mayo acampó el general Maceo en el asiento de la hacienda San Blas.
e) El 22 del mismo mes tuvo efecto el combate de El Roblar, entre las fuerzas insurrectas al mando de Roberto Bermúdez y Francisco Peraza y las tropas españolas mandadas por el general Ge-labert, quien sufrió heridas de gravedad, terminando la acción al retirarse el Ejército español.
f) A siguiente día a las nueve y media de la noche, fuerzas al mando de los generales Antonio Maceo y Pedro Díaz se burlaron de los 2200 hombres y 300 voluntarios con que contaba la guarnición, al frente de la cual estaba el general Molins, asaltando la población, saqueando los establecimientos e incendiando los edificios más importantes, retirándose a las doce de la noche sin mayores dificultades.
El 11 febrero 1898 el hospital de sangre que en El Seborucal, cerca de Paso Real de San Diego, tenía a su frente a la patricia Isabel Rubio, fue asaltado por fuerzas de voluntarios al servicio del gobierno colonial, procedentes de San Diego de los Baños, que atacaron sin compasión a los heridos y a las mujeres que cuidaban de los mismos, causando la muerte de muchos e incluso la de la propia heroína vueltabajera, quien falleció el día 15 en el hospital San Isidro, de Pinar del Rio.
Wilfredo Fernández Vega, Hijo Predilecto de Consolación del
Sur
Ya en la paz el municipio de Consolación del Sur vio aumentado su territorio con la desaparición de los términos municipales de Alonso de Rojas y San Diego de los Baños durante el primer gobierno interventor. Idéntico beneficio recibió al desaparecer, conforme a la Orden Militar 34 3 de 1900, el término municipal de Paso Real de San Diego, puesto que entonces le fueron asignados los barrios de Herradura y Ceja de la Herradura.
El 16 agosto de 1906 Consolación del Sur fue centro del interés de toda la nación, al dar comienzo en su zona la llamada Guerrita de Agosto, que traería consigo la renuncia del presidente Estrada Palma y provocaría la segunda intervención norteamericana. Se inició con el pronunciamiento en Hato de las Vegas, cerca de Alonso de Rojas, del coronel del Ejército Libertador Faustino Guerra y Puente y un grupo de prominentes liberales. Pero si aquel movimiento tuvo más o menos éxito, porque la sublevación siguió adelante y cayó el gobierno al que se combatía, no alcanzó idéntica fortuna otro originado en la propia villa de Consolación el 15 septiembre 1933 cuando el capitán Fernando Arán Prendes y un grupo de oficiales, clases y soldados se alzaron en armas contra Fulgencio Batista, sólo para ser capturados al siguiente día.
Este breve recuento de lo que Consolación del Sur ha significado dentro de la provincia de Pinar del Río antes y después del establecimiento de la República resultaría omiso si no se aludiera a la amplia labor cultural allí desenvuelta y que posiblemente justificó que la villa fuese conocida como la “Atenas de Vuelta Abajo”. El eje alrededor del cual giró esa actuación fue la sociedad “La Unión”, fundada el 29 abril 1883, y la cual, con la cooperación de asociados ilustres, estableció en 1890 con carácter gratuito un colegio de segunda enseñanza en el cual estudiaron el bachillerato numerosos jóvenes, incluyendo a Wifredo Fernández Vega. Además tenía una Sección de Arte que ofrecía actos culturales y representaciones teatrales. Otras sociedades de la localidad eran la sociedad Gloria, El Porvenir y el Casino Español. En adición hay que mencionar la constancia con que vieron la luz dos publicaciones: “La Tribuna” fundada en 1904 por Abelardo Torre, y “La Aurora” editada desde 1910 por Ángel Felipe Menéndez.
Además de los mencionados anteriormente, la lista de los hijos distinguidos de Consolación del Sur debería incluir entre los que se han significado en la vida pública del país, a los senadores Wifredo y RamónFernández Vega (quien también fue gobernador provincial), José Manuel Gutiérrez Planes y Manuel Suárez Cordovés, a los representantes Ramón Alvarez y Rodríguez, Alberto Bravo Suárez (alcalde durante más de tres lustros), Regino Díaz Robainas, José Lloréns y Ubieta e Ibrahim Urquiaga y Arrastía (quien presidió la Cámara), a los ministros del Gobierno Amadeo López Castro (también fue representante) y Rubén Darío Rodríguez, y al gobernador provincial de La Habana Ernesto Asbert y Díaz, figura destacada de la política nacional.
Dentro de los que han sobresalidoen las lides intelectuales, Luis Agüero. Francisco Antich e Izaguirre (poeta de fines de siglo), Eulogio Horta (escritor y periodista que se destacó en La Habana en los primeros años de la República), Enrique Lebrija, José Montoro y Agüero, Evaristo Morejón, Heberto Padilla y César de la Puente, periodista local. En el profesorado universitario se deben destacar Bernardo Crespo, Andrés García Rivera, José Manuel Gutiérrez, Atanasio Hernández Izaguirre y Buenaventura Rueda Pérez.  Como educadores han destacado en Consolación del Sur, Oscar Cabrisses, Celia Capote Otero, Laura Carrión, Paula Concepción, Bárbara Cruz Martín, Antonio Lloréns de Rodríguez, Francisco Rodríguez Contreras, Coralí Rodríguez San Pedro de López Castro, Carmen Saumell, Salvador Valdés y Ciprián Valdés y Langhéan.
Como profesionales, brillaron en Consolación del Sur los médicos Ramón María Alfonso y García, PedroBarillas, Antonio Concepción y Cruz, MiguelCruz y Valdés, Pedro Díaz y Venereo, RaúlFerrer Nussa, Eduardo Fontanilles y Badía, Miguel Henríquez Porto, Ilefonso Mas y Hernández, Octavio Montoro y del Pino, José Pereda y Gálvez y Raimundo Ubieta y Robainas; el farmacéutico Antonio Ferrer y Cruz y el abogado Fausto García Rivera, así como Ángel M. Chinno Rodríguez y José Montoro Céspedes miembros de la judicatura.
Consolación del Sur otorgó el 19 febrero 1914 el título de Hijo Predilecto a Wifredo Fernández Vega, la más descollante personalidad política producida por Vuelta Abajo, gran orador parlamentario y, por encima de eso, uno de los más grandes periodistas que ha tenido Cuba. 
Amadeo López Castro no nació en la villa, pero llegó allí de pocos meses de nacido, Se formó por su personal esfuerzo, brilló en el ejercicio profesional, y cuando alcanzó la Secretaría de Agricultura fue el forjador de la vital Ley de Coordinación Azucarera.
Alcaldes municipales:

1899: Miguel Enríquez Porto
1899: Antonio Ferrer Cruz
1900 – 1901: Rafael Díaz Arrastía
1902 – 1907: Sin información disponible
1908: Andrés Páez y Valdés
1912: Antonio Ferrer Cruz
1916-1920 – 1922- 1926, Alberto Bravo Suárez (Pasó a la Cámara de Representantes en 1931, siendo sustituido por el presidente del Ayuntamiento Sergio Erbiri Romero)
1932: Manuel Rodríguez San Pedro 
1933: Eleuterio Sainz (facto)
1933: Casimiro de la Incera (facto)
1933, Manuel Canellada (facto)
1936: José Besó y Lorenzo
1940 – 1944: Antonio Alberto Ferrer Nussa
1946: Pedro Díaz Venereo
1950: Marcelino Leal Díaz
1952: Enrique González (facto)
1954: Julio Fernández y Pinelo


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Municipio Consolación del Norte


Plano de Consolación del Norte
Consolación del Norte fue un antiguo municipio de Pinar del Río que desapareció con la división político – administrativa de 1976. Se dividía en doce barrios: Arroyo Naranjo, Caiguanabo, La Jagua, La Lima, La Mulata, La Palma, Las Pozas, Río Blanco, Sagua, San Andrés y Vegas Nuevas; y 1 848 fincas. Su santo patrono era Nuestra Señora del Rosario. Su población ascendía a 26 111 habitantes, según el último censo republicano, de ella el 87.9, rural.
El término municipal de Consolación del Norte pertenecía al Partido Judicial de Consolación del Sur; contaba con un juzgado municipal de tercera clase en la cabecera y dos juzgados municipales de cuarta clase en Las Pozas y La Mulata. Le correspondía la zona fiscal de Pinar del Río y tenía jefatura local de Salubridad, Junta de Educación, oficina local de comunicaciones y Junta Municipal Electoral.
Situación y límites:

Se encontraba situado en la costa norte, al centro de la provincia. Limitaba por el norte con el Golfo de México; por el este con el término municipal de Cabañas; por el sur con los términos municipales de Los Palacios y Consolación Sur y por el oeste con el de Viñales.

Independencia y Martí en el poblado cabecera de La Palma (década de 1950)
Desde el punto de vista geográfico se distinguían claramente tres zonas: a) una montañosa, comprendida en la Sierra de los Órganos, advirtiéndose algunos picos y lomas bastante elevados, como el Pan de Guajaibón, la montaña más alta no sólo de la provincia, sino también de la mitad occidental de la Isla. Tiene dos picos, elevándose uno a 658 metros sobre el nivel del mar y el otro a 728 metros. Es de ascensión sumamente difícil, pero el esfuerzo que supone alcanzar su cima se ve recompensado por el hermoso espectáculo que se contempla desde allí y que permite admirar una vasta extensión de Vuelta Abajo,y, a lo lejos, el Mar de las Antillas y los Cayos de San Felipe, situados entre la costa sur de Pinar del Río y la Isla de Pinos. Son dignas de mención, igualmente, las lomas de Caiguanabo; la sierra de Cajálbana, con pintorescas cascadas; las lomas de los Arcos; la famosa sierra de Cacarajícara; Pico Grande; el mogote de La Jagua; la sierra de los Condenados, etc. b) una zona que comprende principalmente la parte noroeste, que es una fértil llanura del piamonte. c) Una zona pantanosa que se extiende norte junto a la costa.
Regaban el municipio los ríos San Diego o Caiguanabo, que nacía en la hacienda Ceja de Ana de Luna, Cuchilla de Sabanas, en la vertiente norte de la sierra de los Órganos, la cual atraviesa para resurgir en la vertiente sur, formando los llamados Portales de San Diego y adentrándose en los términos municipales de Consolación del Sur y Los Palacios; el de los Puercos, de algún caudal, que después de atravesar las lomas en que nace y la hacienda de su nombre se pierde en varios derramaderos y por fin desagua en la costa norte por el embarcadero al que da nombre; el San Miguel o Maní; el San Marcos; el Caimito y el Jagua, que forman algunos valles hermosísimos, como el de Caiguanabo, el de San Andrés y el de La Palma. Hacia el este del término se podían encontrar los ríos Las Pozas, Cacarajícara y el llamado río del Medio, que nace al pie del Pan de Guajaibón. Existían, además, algunas lagunas de relativa importancia, como la del Pinar de los Guacamayos, La Teja, Morrito Camba, Inés de Soto y la extensa de Ahoga-Caballos, cuyos desagües forman el arroyo Rico.
Pertenecían al municipio de Consolación del Norte los cayos Loma, Bandera, Uvas, Berracos, Armas, Dios y Levisa, en su mayoría cubiertos de manglares y algunos con agua potable; en varios de esos cayos abundaban los careyes y tortugas. Al norte de La Palma y no lejos de esta población se encontraba el embarcadero de Río Blanco, al que conducía una carretera de unos 10 kilómetros. Además de éste, existían otros embarcaderos, como el del río Puercos, el de Las Pozas, el de La Mulata, el de El Morrillo, el de Berracos,etc.
La cabecera municipal era La Palma, conocida antiguamente por La Chorrera o La Chorrera de Consolación. Se afirma que su fundación remonta a época tan distante como el año 1559, en el cual se levantó allí una iglesia modesta que ocupaba una pequeña casa de paredes de tabla o yagua y techo de guano, ermita ésta que el obispo Compostela erigió en parroquia en 1688. Alrededor de aquel rústico templo comenzó a formarse el que con transcurso de los años, se convertiría en el pueblo de La Chorrera o de La Palma.  Este está ubicado al norte de la sierra de las Guacamayas a orillas del arroyo La Palma, afluente del río Blanco. Según el censo de 1953 contaba con 2 254 habitantes.
El núcleo urbano que seguía en importancia a La Palma era Las Pozas, Se trataba de un antiguo partido de la jurisdicción Bahía Honda, que en 1879 pasó a formar parte, como barrio rural del término municipal de Consolación del Norte. Debe su origen al corral de su nombre, mercedado a Juan Borroto el 10 de mayo de 1587. El poblado cabecera estaba ubicado a la orilla derecha del río Las Pozas y distaba poco menos de 20 km de Bahía Honda y su fundación debió producirse alrededor de 1685, época en que se estableció la parroquia de Cacarajícara que, para comodidad de los vecinos, se trasladó en 1754 al punto donde hoy se encuentra, y a cuyo alrededor, comenzó a fomentarse el pueblo de Las Pozas. El río de esta denominación forma un gran estero en la costa norte; nace en la sierra de Las Pozas, pasa por los baños y el pedregal de Cacarajícara, sigue al noroeste, bañando por la derecha el pueblo de Las Pozas y en el estero mencionado confunde sus aguas con las del río San Marcos. Otros caseríos dignos de mencionarse son La Mulata, situado entre Las Pozas y Bahía Honda, junto con el embarcadero de La Mulata.
Economía:
El antiguo central Niágara era la principal industria
del municipio.
Su producción agropecuaria era bastante variada y equivalía al 5 % de la producción provincial, estando representada por tabaco, ganado, caña de azúcar, arroz, malanga blanca, boniato, yuca dulce y otras viandas, productos forestales, maíz, frutales, frijol negro, etc. El tabaco contribuía con el 19 por 100 de los ingresos agrícolas municipales, en tanto que las aportaciones de la caña de azúcar y de los productos derivados de la ganadería eran de un 18% cada uno. Las de las viandas alcanzaban un 18 % y las del arroz un 10 %. Sus ¿reas dedicadas a pasto sumaban 30 060 hectáreas; las cubiertas de monte 37 467 y las afectadas por el marabú apenas alcanzaban 629. Con Guane y Viñales figuraba entre un grupo de nueve términos municipales de la República con más de un 25 % del área total en fincas cubierta de monte.
La industria más importante de Consolación del Norte el central Niágara (antes central  Rita), fundado en 1921; propiedad cubana con capacidad para moler 136 000 @ de caña en veinticuatro horas;rendimiento industrial alto entre de 13.10 (entre 1951 – 1958),  297 caballerías de controladas y 192 caballerías utilizadas; con 30 colonias; un total aproximado de 1 000 obreros en zafra y 11.3 km de vía férrea. El Niágara produjo durante las zafras de 1957 y 1958 un total de 126 576 y 145 733 sacos de 250 libras de azúcar, respectivamente, y 605 197 y 674 349 galones de miel, también respectivamente. En el municipio existían también yacimientos de manganeso y otros minerales prácticamente inexplotados.
Datos censales:
Durante la República el término municipal de Consolación del Norte triplicó la población que tenía al cesar la soberanía española, como puede apreciarse a continuación:
Censo 1887 1899 1907 1919 1931 1943 1943
Población 7 934 7 399 11 471 13 597 18 371 20 655 26 111
Evidentemente la población de Consolación del Norte fue de las menos afectadas en la provincia de Pinar del Río por las consecuencias de la guerra emancipadora.
Otros datos de interés ofrecidos por el censo de 1953 son:
  1. El número de viviendas urbanas era en 1953 de 617, con 3 834 viviendas rurales, lo que hacía un total de 4 451.
  2. La población económicamente activa de catorce y más años de edad ascendía a 8 136 habitantes.
  3. Figuraban empadronados 8 077 analfabetos, o sea, un 45.7 % de la población de diez y más años de edad.
  4. Los electores registrados sumaban 11 483.

Comunicaciones:
Durante muchos años tanto La Palma como buena parte del resto del municipio vivieron relativamente aislados por la carencia de vías de comunicación terrestre. Con posterioridad al derrocamiento del gobierno del general Gerardo Machado se construyó el llamado Circuito Norte de carreteras, que permitió la comunicación entre La Palma, Las Pozas, La Mulata, Bahía Honda, Cabañas, Quiebra Hacha, Mariel y Guanajay, por el este; y San Vicente, Viñales y Pinar del Río, por el este. Existía, además, una modesta carretera que comunicaba con el embarcadero de Río Blanco, así como varios caminos vecinales. La Palma contaba con servicio de correo y de telégrafo, al igual que Las Pozas.
Historia local:
Los datos disponibles son imprecisos y confusos, lo que se explica por la similitud de nombres con Consolación del Sur. Pero, aparentemente, la primera merced otorgada data del 14 de septiembre de 1568 y fue concedida a Juan Recio de Oquendo para explotar el corral La Palma, concesión a la cual siguieron, entre otras, en 1587, la del corral Las Pozas, a favor de Juan Borroto; en 1623, la del corral San Andrés, a favor de Francisco Martínez y la del corral Río Blanco, a favor de Cristóbal Granados, en 1627 (18 de septiembre), la del corral La Chorrera o Cruz Reyes, a favor de Mariano Manresa en 1629, la del corral Cacarajícara, a favor de Gerónimo Acosta; en 1641, la del corral Caiguanabo, a favor de Diego Martiny, en 1687, la del corral La Mulata, a favor de Gaspar Jiménez.
Gran parte de la campaña de Narciso López en 1851 sucedió
sobre el territorio del futuro término municipal de
Consolación del Norte.
Antes y después de su incorporación a la vida municipal en 1879, Consolación del Norte fue escenario de importantes acontecimientos históricos. En ese sentido se afirma que, en 1845 los vecinos se vieron obligados a hacer frente a una incursión de salteadores que, en incursión de rapiña llegaron hasta La Chorrera, incendiando y destruyendo la iglesia. Como no quedaba en pie en la región otro centro religioso que no fuera el de San Cayetano (demasiado lejos), en 1855, mientras se arbitraban los recursos para algo mejor, doña Isabel Llanes de Reyes solicitó y obtuvo autorización del obispado para establecer en su casa un oratorio público atendido por el sacerdote de San Cayetano donde, desde 1848, había sido construida una iglesia de mampostería que ese mismo año el obispo Félix y Solans ratificó auxiliar de Consolación. Estimulada la piedad religiosa entre los vecinos, se apresuró la reconstrucción de la iglesia de La Palma, terminándose las obras en 1866, y siendo ratificada parroquia por el propio obispo, con San Cayetano como auxiliar, declaración hecha en 1864.
El 12 de agosto de 1851 se registró el desembarcó en las Playitas del Morrillo de la expedición del Pampero, conducida por Narciso López. Aunque los expedicionarios se apoderaron inicialmente de Las Pozas e hicieron frente con relativo buen éxito a las fuerzas del general Manuel de Ena y Sas (quien moriría en campaña), el esfuerzo, finalmente culminó en la aparatosa derrota y captura de los invasores y la posterior ejecución de López y parte de sus seguidores.
Durante la Guerra del 95 y tras incendiar el caserío de La Mulata, la columna invasora al mando del Lugarteniente General Antonio Maceo atacó sin éxito el poblado de La Palma que se defendió tenazmente con algunos regulares y voluntarios y, sobre todo, con los refuerzos que a través del embarcadero de Río Blanco lograron llevar las fuerzas colonialistas.
Un nuevo ataque de las fuerzas mambisas al mando del coronel Vidal Ducasse y del teniente coronel Carlos Socarrás, realizado el 29 de marzo siguiente, se frustró por la traición de uno de los guías utilizados por los libertadores. En esa acción sufrieron los mambises 39 muertos y 88 heridos. Semanas más tarde las fuerzas del Ejército Libertador sostuvieron combate en Loma Redonda y Cacarajícara con los batallones al mando del general español Suárez Inclán, siendo ambas encarnizadas acciones. Aunque los cubanos experimentaron pérdidas de importancia, como la muerte del valiente teniente coronel Carlos Socarrás (ascendido póstumamente por Antonio Maceo a coronel). El 24 de mayo de ese mismo año José Antonio Cruz, al mando de 25 hombres de la localidad se incorporaron a las filas mambisas del coronel Antonio Bello. Cuatro días después los insurgentes destruyeron el pueblo de San Andrés.
El presidente Ramón Grau San Martín nació
en Consolación del Norte.
A mediados del siglo XIXel territorio del después municipio de Consolación del Norte constituía un partido de la Tenencia de Gobierno o jurisdicción de Pinar del Río, conocido dicho partido con el nombre de La Chorrera. Por disposición del Gobernado General de 6 de septiembre de 1878 se le segregó de Pinar de Rio y a partir del 1ro de enero de 1879 pasó a integrar el municipio de Consolación del Norte, siendo su primer alcalde Antolín del Collado y Obeso, quien ocupó el cargo varios años, reemplazándolo en 9 de abril de 1894 Gerardo Sánchez Mojena, hasta que este, en 8 de julio de 1896 resignó el mando en el comandante del Batallón de Valencia, Bernardino del Pozo y Clemente, comandante militar del término. La alcaldía volvió a manos civiles el 12 de febrero de 1898, ocupándola en esa oportunidad José González Junquera, a quien sucedió, el 10 de abril de 1899 Claudio Fuentes Cruz, designado provisionalmente por el gobernador militar y elegido en propiedad en junio de 1900 y siguientes años hasta el 18 de abril de 1903, en que la posición pasó a manos del comandante José Antonio Cruz, elegido alcalde por el Ayuntamiento.
El alcalde elegido en 1926, Liberato D Azcuy, fue suspendido gubernativamente durante el régimen de Gerardo Machado, y más tarde se le mantuvo en prisión por muchos meses, hasta caer asesinado, cuando, en compañía de otro compañero era conducido por una pareja de la Guardia Rural. En la persona de su hija, Elena Azcuy Lemus, tuvo el término municipal de Consolación del Norte, el privilegio de tener a la primera mujer en ocupar el puesto de alcalde en la historia de Cuba, al ser designada por el gobierno revolucionario de Grau San Martín en noviembre de 1933. Consolación del Norte fue cuna, también, del único presidente de la República de Cuba nacido en Pinar del Río, el Dr. Ramón Grau San Martín, quien nació en La Jagua el 13 de septiembre de 1882.
Durante el año 1958, la zona montañosa de Consolación del Norte – como la de Cabañas, Candelaria, Los Palacios y San Cristóbal – fue escenario de la lucha sostenida por las fuerzas del Ejército Rebelde contra las fuerzas del gobierno de Fulgencio Batista. Dentro de las víctimas de la represión desatada por las fuerzas del gobierno se cuentan en el territorio de Consolación del Norte,  los llamados “Mártires Guajaibón”: cuatro jóvenes de la Agrupación Católica Universitaria (Javier Calvo Formoso, Ramón Pérez Lima, Julián Martínez Inclán y José Ignacio Martí Santa Cruz, detenidos en Bahía Honda en la noche del 26 de diciembre de 1958, conducidos luego al cuartel de Las Pozas – y tras ser salvajamente torturados – llevados en horas de la madrugada del 28 de diciembre al pie del Pan de Guajaibón donde fueron ahorcados.
Dentro de los hijos distinguidos del desaparecido municipio de Consolación del Norte se deben contar, entre otros, al ya mencionado presidente de la República, Ramón Grau San Martín, quien fuera, además de dos veces jefe de Estado, médico eminente y catedrático de la Universidad de La Habana; el senador Ramón del Collado Fuentes; el representante José Antonio Cruz y Cruz; el alcalde LiberatoD´Azcuy y el líder obrero Aracelio Iglesias. También se deben destacar, pero en el ámbito académico, al médico César Fuentes y al educador Elpidio Pérez Somoza, quien escribiera numerosos libros de texto.
Alcaldes municipales:

1899 – 1900 – 1901 – 1902 – Claudio Fuentes Cruz.
1903 – José Antonio Cruz y Cruz
1904 – 1905 -1906 -1907 – Sin información disponible
1908 – José M. Azcuy.
1912 – José Antonio Cruz y Cruz
1916 – 1920 – 1922 – Pedro Fuentes Cruz
1926 – LiberatoD´Azcuy (Supendido por resolución gubernativa, reemplazándolo el presidente del Ayuntamiento, Esteban Blanco Sánchez. Fue asesinado por una pareja de la Guardia Rural).
1932 – Lorenzo Corrales Polier
1933 – Francisco Trueba (Facto)
1933 – Elena Azcuy Lemus (Facto)
1936 – 1940 – 1944 – Ricardo Cruz Enríquez
1946 – 1950 – 1954 – Antonio Pi Pérez

Bibliografía consultada:

– La Enciclopedia de Cuba. Tomo 9. Municipios Pinar del Río, La Habana. Madrid. 1974.


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Municipio Candelaria


Plano de Pinar del Río. En negro el término municipal de Candelaria
Candelaria era un antiguo municipio de la provincia de Pinar del Río (hoy pertenece a la de Artemisa). Ocupaba un área de 496 Km2 en el extremo sur oriental de la provincia con una población de 14 672 habitantes, según el censo de 1953, de los cuales la mayor parte (el 75.8 %) vivían en las áreas rurales del término municipal. El municipio Candelaria se dividía en doce barrios – Barrancones, Bayate, Carambola, Frías, Lomas, Pasto Rico, Pueblo, Pueblo Nuevo, Punta Brava, Río Hondo, San Juan de contreras y San Juan del Norte – y 594 fincas con un área total cultivada de 8 748.9 hectáreas. Su santo patrono era Nuestra Señora de la Candelaria.
El término municipal de Candelaria pertenecía al Partido Judicial de San Cristóbal; contaba con un juzgado municipal de tercera clase y le correspondía la Zona Fiscal de Guanajay. El pueblo contaba con jefatura local de Salubridad, Junta de Educación, oficina local de Comunicaciones y Junta Municipal Electoral.
Situación y límites:
El municipio de Candelaria estaba situado en la porción oriental de la provincia de Pinar del Río. Limitaba al norte con el desaparecido municipio de Cabañas; por el este con el término municipal de Artemisa; por el sur con el Mar de las Antillas y por el oeste con el término municipal de San Cristóbal.

En Candelaria se podían diferenciar tres regiones naturales bien definidas: hacia el norte, sus montañas; al centro, el periplano y al sur la ciénaga litoral. Aparte de la sierra del Cuzco, cuya cima estaba enclavada en territorio perteneciente al término municipal de Cabañas, Candelaria contaba con otras alturas notables como las llamadas Lomas de la Vigía, de Juan Gangá, de Miracielos, el Mogote, Naranjo Dulce, las Lomas de Cama Vaca y otras. Entre estas se abren valles arenosos y fértiles, pudiéndose citar los de Manantiales y el del río Bayate. Las tierras de la costa, por el contrario, no eran (ni han sido nunca) productivas, pero en el centro contaba el municipio con extensos paños de tierra negra y roja de excelente calidad.
Los ríos que bajan de la serranía y se dirigen al sur atravesando Candelaria son el Manantiales, que al caer al periplano forma el famoso salto de agua de Soroa (uno de los centros de atracción turística más importantes de la provincia de Pinar del Río); y el río San Juan que atravesaba todo el territorio del término desde la zona montañosa hasta la costa. Otras corrientes de menor importancia eran los arroyos Candelaria, Sabanalamar y Santa Isabel. La llamada laguna de Piedra era el más importante de los espejos de agua con que contaba el municipio.
El famoso Salto de Soroa, uno de los lugares más bellos de Cuba.
La cabecera municipal era la Villa de Candelaria que se fundó en 1809 y que en 1953 contaba con una población de 3 548 habitantes. Otras poblaciones de relativa importancia eran Las Mangas y el Caserío de San Juan de los Contreras; sobre todo el primero que durante el siglo XIX había alcanzado cierto auge, fuera cabecera del partido de su nombre y llegara a constituirse en Ayuntamiento, sin embargo, a mediados del siglo XX no alcanzaba ninguno 2 000 personas en su zona urbana.
Economía:
Era Candelaria un municipio agrícola, sin embargo sus suelos no eran particularmente fértiles, con excepción de los valles de norte y algunos paños de tierra aislados muy cultivados y prósperos. Su producción agrícola era bastante variada y todavía en los años republicanos se extraía madera de sus montañas. El café producido en Candelaria era de excelente calidad: su grano más pequeño que el cosechado en Oriente era, sin embargo, muy apreciado por su buen grado de acidez, magnífico aroma y agradable sabor. Aunque en términos absolutos Candelaria producía menos café que los municipios pinareños de San Cristóbal y Cabañas, toda la zona cafetalera de la provincia más occidental de Cuba era conocida como Candelaria y como café de Candelaria era conocido casi todo el café de origen pinareño.
Su producción agrícola equivalía a poco más del 4 % de la producción agropecuaria provincial. En Cabañas se producía piña morada, caña de azúcar, ganado, tabaco, maíz, productos forestales, arroz, frutales, boniato, yuca dulce, malanga blanca y otras viandas, café, etc. 
El cultivo de la piña morada en particular constituía el 32 % de la producción agropecuaria municipal, lo que daba a Candelaria el primer lugar entre los términos municipales productores de piña morada de la provincia y el segundo lugar entre todos los municipios de la República, sólo superado por Ciego de Ávila.
Seguían en orden de importancia la caña de azúcar, con una aportación del 31 %, equivalente al 12 % de la producción cañera provincial. Otras contribuciones significativas eran los productos de la ganadería que alcazaban un 18 %, y el tabaco, con un 6 %. Sus áreas dedicadas a pastos sumaban 24 927 hectáreas; las cubiertas de monte 5 027 y las afectadas por el marabú, apenas 251.
Otros datos censales:
Durante la República el término municipal de Candelaria tuvo una vida lánguida, sobre todo como consecuencias de la Guerra del 95 que provocó una gran devastación y fue causa de que, todavía en 1919, el municipio tuviera menos habitantes que en 1887. Entre 1931 y 1953 la población aumentó, aunque siguió siendo escasa.
1887 1899 1907 1919 1931 1943 1953
9 875 4 866    –            9691 14 018 15 885 14 672
Vista aérea del pueblo de Candelaria (años 1950)
Según los datos del último censo republicano de 1953, el número de viviendas urbanas era de 804 y el de rurales de 2 172, lo que hacía  un total de 2 976. La población económicamente activa de catorce o más años de edad ascendía a 5 106 y figuraban empadronados 3 213 analfabetos, lo que equivalía a un 30.1 % de la población de diez o más años de edad.
Comunicaciones:
El término municipal era atravesado de este a oeste por la línea de los Ferrocarriles Occidentales y por la Carretera Central. Por ésta última la distancia de la cabecera municipal a la capital de la República es de 83 kilómetros y a Pinar del Río de 91. Existía, además, una pequeña carretera que le comunicaba con Soroa y varios caminos vecinales, relativamente bien construidos.
El pueblo de Candelaria contaba también con servicios de correo, telégrafo y teléfono local y de larga distancia.
Historia local:
Según algunos su nombre deriva de la hacienda Candelaria, cuya merced se solicitó en 1632 por Petrona del Castillo. En cambio, otros, entre ellos el historiador Ricardo Rousset, aseguran que el nombre procede de la hacienda Candelaria, dependiente del hato de Guanacaje, de don Luis Pedroso. Para aumentar la confusión, en la lista de hatos y corrales mercedados en la provincia aparece el corral Candelaria como mercedado a Ramón Céspedes el 31 de mayo de 1647, en tanto que figura Luis Pedroso como habiendo obtenido en 10 de junio de 1675 la merced del corral Berrendos.
Juan Llorente, Brigadier del Ejército
Libertador cubano
Como sea, en 1806 Francisco Javier Pedroso repartió dos caballerías de terreno de su hacienda Candelaria para fundar el pueblo del mismo nombre, construyéndose la primera casa en el año 1809 por José Anaya, conocido como “El Colorado”, quien estableció allí una taberna y tienda mixta con el nombre de “La Iberia” que subsistió hasta los primeros años de la República cubana. El trazado de la naciente población fue realizado por los agrimensores José María Oliva y Antonio Álvarez Villavicencio, ratificándolo después después de dieciocho años el agrimensor Marcial de Noda.
La primera iglesia fue levantada en el asiento de la hacienda de su nombre, lugar conocido por “El Alambique”, un sitio que después quedaba justamente en el crucero de la antigua carretera con la línea del ferrocarril. Fue consagrado el templo a Nuestra Señora de la candelaria, trasladándose en 1816 a la ermita construida por los vecinos al oeste del parque de la localidad.
Antes de 1816 sólo existían los partidos de Santa Cruz de los Pinos y Guanacaje, reduciéndose en dicho año al primero, que comprendía a Candelaria y San Cristóbal; pero en 1844 se dividió el territorio en dos partidos con las denominaciones de esos dos pequeños pueblos, dependiendo del Ayuntamiento de La Habana. En 1847 surgió la Tenencia de Gobierno de San Cristóbal, a la cual quedó incorporado el partido de Candelaria. El 1ro de enero de 1880 pasó Candelaria a ser término municipal, siendo su primer alcalde Ramón Rivero, sustituyéndolo dos años después José Menéndez y Menéndez. 
Finalizada la Guerra del 95 los ocupantes norteamericanos anexaron a Candelaria por la Orden Militar 93 de 1900 una parte del desaparecido municipio de Las Mangas. Ese mismo año, el 8 de diciembre, por la Orden Militar 496 se suprimió el propio municipio de Candelaria y se decidió anexarlo al vecino Ayuntamiento de San Cristóbal. Candelaria se mantuvo como parte de San Cristóbal hasta el 20 de julio de 1910 en que, por iniciativa del representante por Pinar del Río, Juan María Cabada y del Haya se restituyó el término municipal de Candelaria con los mismos barrios y límites que tenía en el momento de su desaparición y que habían sido anexados a Artemisa y San Cristóbal indistintamente.
Rosendo Collazo, Coronel del Ejército Libertador
cubano y Senador de la República
Prominentes vecinos de Candelaria y su zona rural tuvieron participación en las luchas por la independencia de Cuba desde mediados del siglo XIX: 
En septiembre de 1850 se descubrió en Las Mangas una conspiración alentada y dirigida por el teniente pedáneo José Fernández Trevejos, el alcalde de mar Víctor García y Juan y Antonio Robainas; vinculada con otra descubierta en Puerta de la Güira. Candelaria fue a la vez el foco principal de la llamada “Conspiración de Vuelta Abajo” que en La Habana organizaron los abogados Porfirio Valiente y Anacleto Bermúdez con Luis Eduardo del Cristo y otros patriotas, los cuales contaban en Vuelta Abajo entre otros con los vecinos de Candelaria, San Cristóbal y Los Palacios: Juan González Soriano, Agustín de la Cruz, Ignacio Rodríguez Rojas, Pedro García Simancas y Manuel y Miguel Vigoa, quienes secundaban los afanes del principal conspirador Juan González Álvarez, propietario del cafetal La Merced de Candelaria. El movimiento fracasó al descubrirse en la propia Habana el trasiego de armas, y aunque la Comisión Militar Ejecutiva dictó sentencia condenando a muerte a del Cristo y González Álvarez, ambos se salvaron al llegarles el indulto en el último minuto, cuando estaba a punto de ejecutarse la sentencia. García Simancas y otros pinareños implicados en la conspiración recibieron penas de prisión. Quizás como una forma de contrarrestar el ánimo levantino del pueblo de Candelaria fue que el gobierno de España le concedió a la villa el título de “Leal” el 31 de diciembre de 1853, aduciendo la actitud observada por los elementos integristas de la localidad con motivo del desembarco y captura de Narciso López.
A fines de 1878 Domingo collazo alimentó el designio de organizar en la zona de Mangas de Río Grande un movimiento subversivo, pero no siendo adecuado el momento, el intento se frustró. Los hijos de Domingo: Rosendo, Aurelio y Emilio Collazo y García tendrían que aguardar hasta 1895 para incorporarse al Ejército Libertador. Uno de ellos moriría en campaña y los tres se cubrirían de honores durante la contienda.
Además de los hermanos Collazo, Candelaria daría a la guerra por la independencia de Cuba al brigadier Clemente Dantin Félix, quien ganó su estrella de general peleando con bravura en la provincia de Matanzas, donde en la paz ocupó, entre otros cargos, el de alcalde de Bolondrón. Otros hijos de Candelaria que consagraron sus esfuerzos a la independencia de Cuba fueron el coronel Roberto Delgado Santa Cruz y sus hermanos Nicolás, Alfonso, Manuel y Ramón, los cuatro muertos en campaña; como Antonio Laurent y Enrique de Santa Cruz y Guiden – condenado a muerte por su actividad revolucionaria.
El 6 de febrero de 1896 las fuerzas del Lugarteniente General del Ejército Libertador Antonio Maceo y Grajales atacaron Candelaria, siendo rechazadas tras largas horas de asediar la población, por la llegada de refuerzos españoles al mando del general Canella. Esto justificó que poco después un Real Decreto concediera a Candelaria el título de “Valerosa y Heroica Villa de Candelaria” que unía al que ya poseía de “Leal” como premio al esfuerzo del integrismo local.
Durante la República, Candelaria permaneció casi siempre tranquila, ajena a los vaivenes políticos y las luchas que estremecieron ocasionalmente al país. Sólo en 1906 fue noticia nacional cuando las fuerzas liberales del general “Pino” Guerra llegaron a sus puertas y amenazaron con marchar contra la capital durante la Guerrita de Agosto contra la reelección del primer presidente de Cuba, Tomás Estrada Palma.
También durante la guerra contra el presidente Fulgencio Batista en 1958 hubo algunas acciones rebeldes los montes del norte del municipio, pero de nula importancia para el curso de la contienda.
Entre los hijos distinguidos de Candelaria se han de mencionar a los senadores Rosendo Collazo García y Octavio Rivero Partagás (quien fuera, además, un prestigioso médico); al poeta Paulino Báez y a los periodistas Juan Amador Rodríguez y Sergio Cruz Rodríguez.
Alcaldes municipales:
1899 – José Fernández
1899 – Nicolás Santeiro
1900 – José Fernández
1901 – Roberto Delgado y Santa Cruz
1902 – 1909 – Se suprimió el término municipal
1910 – José Díaz Suárez
1912 – 1916 – Octavio Rivero Fiallo
1920 – 1922 –Pedro Menéndez Fiallo
1926 – Laureano González Cordero
1932 – Alfonso Rivero Fiallo
1933 – Antonio Laurent (facto)
1936 – Antonio Laurent (falleció en el ejercicio del cargo y le sustituyó Vicente Gonzalo Méndez)
1940 – Vicente Gonzalo Méndez (falleció en el cargo sustituyéndole Rafael Lorente Ortiz)
1944 – Rafael Lorente Ortiz
1946 – 1950 – Melesio Santos González
1952 – Gonzalo Padrón León (facto)
1954 – Gonzalo Padrón León

Bibliografía consultada:

– La Enciclopedia de Cuba. Tomo 9. Municipios Pinar del Río, La Habana. Madrid. 1974.


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Municipio Cabañas


Plano del municipio Cabañas
Cabañas era un antiguo término municipal de la provincia de Pinar del Río. Tenía un área de 900 Km2 y una población de unos 31 900 personas, el 70 % de la cual era rural. El municipio se dividía en 13 barrios: Aguacate, Bahía Honda, Carenero, Ceiba, Conchita, Damas, Delicias, Maní – Maní, Orozco, Pueblo, Rosario, San Diego Núñez y San Miguel; y 906 fincas. El área total cultivada ascendía 18 163 ha y su santa patrona era Nuestra Señora de Guadalupe.
Descripción geográfica y límites:
Se encontraba situado en la costa norte de Pinar del Río, en la porción oriental de la provincia. Limitaba por el norte con el golfo de México, por el este con los términos municipales de Mariel y Guanajay; por el sur con los términos municipales de Artemisa, Candelaria, San Cristóbal y Los Palacios; por el oeste su límite era el municipio de Consolación del Norte.
La parte sur de Cabañas era montañosa y en la misma destacaban las sierras del Rosario y del Rubí. En cambio, la parte norte era cenagosa, especialmente entre la punta de La Gobernadora y la bahía de La Mulata. El resto del territorio se encontraba ocupado por una fértil llanura.

En opinión de Cirilo Villaverde las elevaciones que rodean la ancha bahía de Cabañas forman tres estribos que se desprenden del Rubí, de los cuales el primero era conocido antiguamente con el nombre de Loma del Pelado, el segundo con el de Rojas y el tercero con el San Luis, agregando el propio autor que la forma de chozas campestres que presentan desde el mar estos tres estribos fue lo que, a su juicio, indujo a los primeros bojeadores de la Isla, Sebastián de Ocampo y Antón de Alaminos, a denominar Cabañas a la bahía, reafirmándose en esa opinión al destacar que el nombre no es indígena y aparece, además, escrito en los mapas o derroteros de aquellos célebres marinos.
El territorio era regado por los ríos Plata, Dominica, San Claudio, San Miguel, Montañas, Bahía Honda y Cabañas, todos los cuales corren hacia el norte y son de escaso caudal. Merecen citarse, por las bellezas naturales que encierran, los valles de San Claudio. San Diego de Núñez y Merceditas
El poblado de Cabañas en los años 50
El puerto de Cabañas está ubicado en un tramo de costa de emersión, forma a la entrada un cañón como de dos kilómetros de largo y uno de ancho y ofrece un fondeadero al abrigo de todos los vientos y capaz de recibir embarcaciones de cualquier calado. La mayor extensión del puerto es de unos diez kilómetros de este a oeste, no midiendo más de cinco kilómetros de norte a sur. Su interior lo forman dos grandes ensenadas, interponiéndose entre ellas la península impropiamente llamada cayo de Juan Tomás, en cuyo extremo norte que avanza hacia el medio del cañón se levanta la fortaleza o torreón de la Reina Amalia que defendía el puerto en la época colonial. De dichas ensenadas la mayor y más occidental es la de Benet, y se subdivide en otras secundarias como las de Rojas y Juan Tomás. Desaguan en ellas el río Cabañas al sur y el La Plata al sureste. Hay en la bahía de Cabañas varios cayos, todos de buena tierra, como los de Coco al noreste y el de las Almejas al sur.
La boca del puerto de Bahía Honda – que también pertenecía al término municipal de Cabañas al oeste del de Cabañas, tiene un ancho de 1,3 kilómetros aproximadamente, presentándose abierta al norte entre la punta de Los Pescadores. Forma la entrada un cañón como de un kilómetro y medio de largo y ancho muy variable y de orillas sucias de arrecifes, después del cual se ensancha interiormente, convirtiéndose en un espacioso y abrigado tablazo. La anchura mayor del puerto de Bahía Honda es de este a oeste unos cinco kilómetros, siendo muy sinuoso en su contorno, formando varias ensenadas, con las respectivas puntas que las distinguen unas de otras.
La cabecera del término municipal era Cabañas, que fue fundada alrededor del año 1812. Conforme al último censo republicano en 1953 contaba con entonces con 2226 habitantes.
Mayor población tenía Bahía Honda, 3 042 habitantes. Esta población tomó su nombre de una hacienda mercedada el 11 de septiembre de 1648 y repartida más de un siglo después en 1779, año en que se levantó la primera casa alrededor de la cual surgiría la población. Bahía Honda se encuentra situada a dos kilómetros de la costa norte y del puerto del mismo nombre, cerca de las faldas de la Sierra del Rosario y de la orilla derecha del río Bahía Honda. Tanto el caserío como el poblado cobraron importancia a partir de 1812 cuando se edificó la fortificación de San Fernando al este de la boca del puerto y en bien elegida posición para dominar su entrada. La construcción del castillo fue un factor determinante para el progreso del poblado, que hasta entonces se veía constantemente amenazado por los corsarios de las los territorios continentales de España levantados en armas contra la Península.
En 1859, Bahía Honda era una de las 31 jurisdicciones en que se dividía Cuba y le pertenecían San Diego de Núñez y Las Pozas. Por el Real Decreto de 27 de julio de 1869 se establece su ayuntamiento, que desapareció al dictar el general Leonardo Wood la Orden Militar 23 de 1902 disponiendo, entre otras cosas, su anexión a Cabañas.
Se afirma que en 1794 se levantó en este lugar una ermita dedicada a San José, la cual el Obispo Espada en 1822 agregó como auxiliar a la parroquia de Las Pozas (Cacarajícara). Reconstruida la ermita en 1822, ocho años después hubo que hacerle importantes reparaciones por los daños ocasionados por un fuerte ciclón. En el año de de 1861 el obispo Fleix ySolans la hizo parroquia.
Otro núcleo de significación es el central Orozco, cabecera del barrio del mismo nombre, que en el censo de 1953 tenía un total de 11 740 habitantes.
Sólo por la importancia que tuvo en el siglo XIX como cabecera de Partido, primero, y como término municipal después – carácter que perdió durante la primera ocupación norteamericana – se debe mencionar el poblado de San Diego de Núñez.
Economía:
El suelo del antiguo término municipal de Cabañas es muy fértil, como lo demuestra la forma en que esa zona de la provincia aprovechó la expansión azucarera y lo corrobora el hecho de que en la década de 1950 su producción agrícola anual equivalía al 7 % de la de Pinar del Río. Producía Cabañas entre otros rubros agropecuarios menores: caña de azúcar, arroz, ganado, malanga blanca, yuca dulce y otras viandas, frutales, maíz, café, tabaco y productos forestales. El cultivo de la caña constituía el 56 % de los ingresos agrícolas del término municipal y el 32 % del total producido por la provincia. Cabañas constituía el mayor productor de caña de azúcar de Pinar del Río. Seguía en orden de importancia el arroz, que aportaba un 17 % del total de ingresos al municipio por productos agropecuarios, luego el ganado con un 11 % y finalmente las viandas con un 6%.
Cabañas ocupaba el segundo lugar entre los términos municipales de la región occidental del país que producían café y, además, figuraba en un lugar destacado entre todos los municipios del país que producían plátanos frutales, con más de 30 000 racimos.
Sus áreas dedicadas al pastoreo sumaban 23 610 hectáreas, las cubiertas de monte 8 976 y las afectadas por el marabú apenas 952.
Contaba Cabañas con tres centrales azucareros:
– Central Bahía Honda: Fundado en 1870, de propiedad cubana, con capacidad de molienda de 210 000 @arrobas de caña diarias.
– Central Merceditas: Fundado en 1902, de propiedad norteamericana, con capacidad de molienda de 180 000 @ de caña diarias.
Central Orozco: Fundado en 1813, de propiedad cubana, con capacidad de molienda de 272 000 @ de caña diarias.
El embarque de los azúcares que se producían en estos tres centrales, más el que producía el central Niágara de Consolación del Norte le otorgaba algún movimiento comercial a los puertos de Bahía Honda y Cabañas.
Datos censales:
Durante la República el municipio de Cabañas cuadruplicó su población debido, fundamentalmente, a la creación de puestos de trabajo asociados a la industria azucarera:
Población del término municipal de Cabañas según los censos de 1887  a 1953
1887 1899 1907 1919 1931 1943 1953
21 246 7 107 11 552 17 649 21 623 28 303 31 939
Como se puede apreciar en el censo de 1899 la población del término municipal de Cabañas fue duramente golpeada por los horrores de la Guerra del 95, sobre todo por la Reconcentración de los campesinos ordenada por el Capitán General Español Valeriano Weyler. Tuvieron que pasar más de 30 años para que el municipio recobrará la cantidad de habitantes que tenía según los datos del censo de 1887.
Según el censo de 1953 el número de viviendas urbanas en el término municipal de Cabañas era de 1 965 y el rurales 4 399, lo que hacía un total de 6 634 casas en total; la población económicamente activa (14 años o más) ascendía a 10 690 habitantes; de la población total de 31 939 que arrojó el censo un alto porcentaje (38.4) se declaraba analfabeta.
Comunicaciones:
Un puente en la carretera Cabañas – Bahía Honda (principios del siglo XX)
El término de Cabañas era atravesado de este a oeste por el Circuito Norte de Carreteras que permitía la comunicación de una parte con Quiebra Hacha, Mariel, Guanajay, la Carretera Central y La Habana y de la otra con Bahía Honda, La Mulata, Las Pozas, La Palma, San Vicente, Viñales y Pinar del Río. También existía una carretera que conducía a Artemisa atravesando la zona montañosa.
El municipio contaba con servicios de correo, teléfono local y de larga distancia y telégrafo tanto en la cabecera de Cabañas como en Bahía Honda.
Historia local:
La primera merced otorgada data del 29 de mayo de 1599 y fue concedida a Juan Suárez para explotar el corral de La Dominica, pero antes de que cobrara fuerza la colonización del territorio la Cabañas alcanzó notoriedad cuando en aguas cercanas a su bahía – el 30 y 31 de agosto de 1638 – se produjo una gran batalla naval entre la flota de galeones española procedente de Portobelo y Chagres, comandada por Carlos de Ibarra, Marqués de Caracena, y una escuadra corsaria bajo el mando de Cornelio Jols “Pata de Palo”, quien tuvo que huir tras perder varias embarcaciones.
Tuvieron que transcurrir casi doscientos años para que en 1779 se comenzara a fomentar el primer caserío en lo que hoy es Bahía Honda. Un poco más tarde, en 1805, surgiría el poblado de San Diego de Núñez, cuando en cuatro solares donados por Matías Pérez Sánchez fue erigida una ermita de construcción muy modesta que fue destruida durante la Guerra del 95 cuando ya había sido reconocida como parroquia. Fue San Diego Núñez durante el siglo XIX, y hasta la destrucción que trajo aparejada la última contienda emancipadora de Cuba, un poblado de relativa importancia; tanto así que en 1879 se le permitió constituir su propio ayuntamiento, condición que perdió durante la primera ocupación de Estados Unidos cuando fue anexado al término municipal de Cabañas.
En 1812 Bonifacio Duarte, que esperaba adquirir el título de marqués de Cabañas adquirió unas doce caballerías del antiguo corral La Dominica con el objetivo de fundar una población donde apenas existían algunas chozas de embarrado habitadas por pescadores. Como, en definitiva, no lograra su propósito subastó todo el lote que fue pasando por diferentes dueños y subdividiéndose. En 1822 el pueblo de Cabañas fue definitivamente trasladado a su posición actual ocupando una caballería y media de tierra.
Brigadier del Ejército Libertador
Pedro Sáenz Yáñez
Cabañas tuvo una vida lánguida durante el resto del siglo XIX y nunca adquirió gran importancia, no obstante su Ayuntamiento fue creado por disposición del Gobernador General el 6 de septiembre de 1878, comenzando su vida municipal el 1ro de enero del año siguiente.
Durante la Guerra del 95 el territorio del municipio de Cabañas fue escenario de encarnizados combates como los de El Rubí y Lomas de Tapia sostenidos por el Lugarteniente General del Ejército Libertador cubano, Antonio Maceo. La población de Cabañas, sobre todo la campesina se redujo considerablemente durante la contienda a causa de la criminal política de Reconcentración ordenada por el Capitán General Valeriano Weyler y Nicolau.
Entre los cubanos ilustres de Cabañas que jugaron un papel destacado en las conspiraciones independentistas es imprescindible destacar al gran novelista Cirilo Villaverde; pero también se debe mencionar a Martín Herrera Montero, quien fuera fundador del Club San Carlos de Cayo Hueso en La Florida. A la última gesta independentista Cabañas aportó al ejército Libertador valiosos cuadros militares como el brigadier Pedro Sáenz Yañez; el coronel Carlos Socarrás y Acosta, valiente oficial que se lanzó al campo de la independencia al frente de su familia y muriera heroicamente en el combate de Cacarajícara; el coronel Indalecio Sobrado; el teniente coronel Alejandro Gravier y otros muchos que se consagraron a la causa de hacer a Cuba libre.
Durante la República el término municipal de Cabañas no permaneció ajeno a las convulsiones políticas del país, especialmente durante los años 1906, 1912 y 1917: Durante la Guerrita de Agosto hubo en el territorio algunas partidas de liberales alzados contra el gobierno de Tomás Estrada Palma; en 1912 no llegó a producirse ninguna insurrección, pero algunos vecinos sufrieron arresto y persecución acusados de estar comprometidos con el alzamiento del Partido Independiente de Color; en 1917 se sublevaron pequeños núcleos de liberales contra el presidente Mario García Menocal sin que se produjeran combates con la fuerza pública. Por último, durante la guerra insurreccional contra el gobierno del presidente Fulgencio Batista en Cabañas algunas fuerzas rebeldes se enfrentaron contra las fuerzas del ejército.
Formaba parte Cabañas del partido judicial de Guanajay; contaba con un juzgado municipal de tercera clase en la cabecera y juzgados municipales de cuarta clase en Bahía Honda y San Diego Núñez, correspondiéndole, también, la zona fiscal de Guanajay. Tenía el municipio jefatural local de Salubridad, Junta de Educación, oficina local de Comunicaciones y Junta Municipal Electoral.
Alcaldes municipales:

1899: José Barrios Trujillo
1900 – 1901: Rafael Gutiérrez Marín
1902 – 1907: Sin información disponible
1908: José Barrios Trujillo
1912: Gregorio Hernández Reyes
1916: José Barrios Trujillo
1920 – 1922: Modesto Tellería
1926 – 1932: Lorenzo Martínez Nodarse
1933: Eloy Cepero Socarrás (facto)
1936: Juan Rivero Bonet
1940 – 1944 – 1946: Jorge Luis Coronado Pedro
1950: Jorge Alonso Patiño
1954: Alfredo Abella Milián
Bibliografía consultada:

La Enciclopedia de Cuba. Tomo 9. Municipios Pinar del Río, La Habana. Madrid. 1974.


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Municipio Artemisa


Segunda Zafra comienza a publicar una serie de trabajos sobre los antiguos términos municipales cubanos: sus características geográficas, sociopolíticas y económicas hasta 1958.
Límites del término municipal de Artemisa en la provincia de Pinar del Río
Artemisa:
Geografía: 
El término municipal de Artemisa se encontraba situado en el extremo oriental de la provincia de Pinar del Río. Limitaba por el norte con los términos municipales de Cabañas y Guanajay; por el este con los de San Antonio de los Baños y Alquízar, de la provincia de La Habana; por el sur con el Mar de las Antillas y por el oeste con el término municipal de Candelaria.
Ubicado en la parte más estrecha de la Isla, en los llanos meridionales del Occidente. Llanuras muy fértiles que fueron sumamente aprovechadas para los fines agrícolas. Existían sin embargo, en el municipio, algunas alturas de poca importancia. Están se encontraban situadas en la parte noroeste del barrio de Cayajabos, junto a la sierra del Rosario. Su región costera, al sur que se extendía desde el embarcadero de las Guásimas hasta la Punta del Corojal, en la ensenada de Majana, era cenagosa. En el barrio de Cayajabos existía un balneario de aguas sulfurosas que recibía el nombre de Charco Azul.

El territorio era regado por diversos ríos: el Artemisa, que se iniciaba en el centro de la hacienda San Marcos y se dirigía al norte donde entraba en el término municipal de Guanajay; el Pedernales que nace en el barrio de Mojanga y encaminándose al norte se divide en dos brazos, uno que entra al término de Candelaria por el barrio de San Juan y otro que dobla a la derecha por el barrio de Cayajabos y entra en el municipio de Guanajay, terminando por desaguar en la ciénaga litoral; el río Capellanías que nacía en el término municipal de Guanajay, servía de límite con los municipios de San Antonio de los Baños y Alquízar, para, en definitiva se sumergirse en las proximidades de la estación del ferrocarril de Dagame. Además, existían dentro del antiguo municipio de Artemisa varias lagunas, como las denominadas Gamboa, García y Tesoro.
Parque de Cayajabos
La porción meridional, aparte pantanosa, estaba cubierta por espesos manglares costeros. Se contaban también dentro del municipio numerosas cuevas, muchas de éstas con extensos lagos, donde se podían encontrar peces ciegos y otras especies cavernícolas, como las grutas de Aston, en Las Cañas.
La cabecera, Artemisa, surgió junto al Camino Real de Vuelta Abajo, a principios del siglo XIX, y se convirtió en una próspera población conocida como la Villa Roja por el color bermejo de la mayor parte de su suelo, con amplias y bien trazadas calles siempre en magnífico estado de conservación.
El esfuerzo de los artemiseños convirtió su ciudad en el segundo en importancia de los núcleos urbanos de la provincia Pinar del Río y uno de mayor actividad, agrícola, industrial y comercial. El censo de 1953 le atribuía una población de 17 461 habitantes lo que suponía que entre 1931 y 1953 (después de inaugurada la Carretera Central), prácticamente duplicó el número de sus moradores.
Seguía en orden de importancia el poblado de Las Cañas, fundado a principios del siglo XIX y situado a unos diez kilómetros al sur de la cabecera, junto a la línea de los Ferrocarriles Occidentales. El censo de 1953 le señalaba una población de 1789 habitantes. Fue destruido durante la guerra de 1895 y posteriormente reconstruido. De relativa importancia era también la población urbana del Central El Pilar, que en 1953 ascendía a 1.181 habitantes. Esta se encontraba  situada en las proximidades de la Carretera Central, entre Artemisa y Guanajay.
Se deben mencionar también, por la importancia que en el pasado, los asentamientos de Puerta de la Güira, Cayajabos y Pijirigua:
Puerta de la Güira, cabecera del partido del mismo nombre, perteneció originalmente a la jurisdicción de Guanajay, y en 1879 pasó a formar parte, como barrio rural, del naciente municipio de Artemisa. La población se encontraba ubicada al este de la cabecera municipal, sobre una llanura cubierta de estancias y sitios de labor.
Cayajabos se encontraba al noroeste, junto a la carretera que unía a Artemisa con Cabañas, en una porción del territorio en parte es montañosa y donde se elevan varias lomas, como la de Peña Blanca, la del Nudo, la Pelada y algunas más, todas conocidas impropiamente con el nombre de lomas del Cuzco. En 1879 fue creado como Ayuntamiento de Cayajabos, suprimiéndolo la Orden Militar 93 de 27 de febrero de 1900, que anexó a Guanajay los barrios Jobo Primero y Jobo Segundo y el resto del a Artemisa. La fundación del poblado data de fines del siglo XVIII, puesto que ya existía en 1798 cuando el obispo Trespalacios respondiendo a gestiones de los vecinos, autorizó la construcción de una iglesia, declarándola auxiliar de la parroquia de Guanajay. En 1863 el templo fue totalmente reconstruido, erigiéndolo en parroquia el obispo Fleix y Solans. El 4 enero 1896 la avanzada de la columna invasora tomó el pueblo y lo destruyó por el fuego. En 1953 contaba con menos de 1000 habitantes en su zona urbana.
Pijirigua era apenas un caserío situado a seis kilómetros de la villa cabecera, junto al central Andorra, al oeste del término municipal y próximo a la línea del ferrocarril. El 11 marzo 1896 fue tomado y destruido el poblado por las fuerzas del coronel Federico Núñez.
Economía
Su producción agropecuaria equivalía al 5 por ciento de la provincial, estando representada por: caña de azúcar, piña morada, ganado, tabaco, maíz, yuca agria, yuca dulce, boniato y otras viandas, hortalizas, papa, maní, productos forestales, etc. El cultivo de la caña de azúcar constituía el 42 por ciento de la producción municipal, ocupando Artemisa el segundo lugar en rango entre los términos municipales que producían caña en la región, equivaliendo la caña cosechada en Artemisa al 18 por ciento de la que se cultivaba en toda la provincia de Pinar del Río.
La piña morada aportaba, por su parte, el 19 por 100 de los ingresos agropecuarios, del mismo modo que los productos de la ganadería contribuían con el 13 por 100 y el tabaco y las viandas con el 6 por 100 cada uno. Sus áreas dedicadas a pasto sumaban 16.012 hectáreas y las cubiertas de monte 1.363, estando afectadas por el marabú sólo 69 hectáreas.
No obstante ser importante para Artemisa la producción agropecuaria, posiblemente eran mayores los ingresos que derivaba de la actividad industrial y comercial, siendo como era el más importante centro mercantil de la mitad oriental de la provincia. Además de radicar en su territorio dos importantes ingenios azucareros, en los años que siguieron al fin de la Segunda Guerra Mundial surgieron en el término municipal numerosas fábricas, y poco antes de 1959 se establecieron la calera Santa Teresa y la fábrica de cemento del mismo nombre, con lo cual había en el TM fábricas de licores, refrescos, mosaicos, pintura, muebles, tabaco, envasaderos de frutas, que se traducían en puestos de trabajo para la población.
El central Andorra (antes Lincoln), fundado en 1917, de propiedad cubana, podía moler 220 000 @ de caña en 24 horas; poseía 958 caballerías de tierra propia, con 202 colonias, 51.4 km de vía férrea, empleaba unos tres mil obreros en zafra. En las moliendas de 1957 y 1958 produjo 209 070 y 228 077 sacos de 250 libras de azúcar, respectivamente, y 1 101 342 y 1 469 914  galones de miel, también respectivamente.
A esto había que agregar algunas pequeñas explotaciones mineras en los yacimientos de asfalto y petróleo de Cayajabos.
El término municipal era atravesado de este a oeste por la línea de los Ferrocarriles Occidentales y por la Carretera Central. Por esta última la distancia a Guanajay y La Habana hacia el este es de 15 y 60 kilómetros respectivamente y a Pinar del Río, hacia el oeste, 114 km. Existía, además, una carretera que se dirigía a Cabañas por vía de Cayajabos y otras que conducían a Las Cañas, El Pilar, Pijirigua y otros asentamientos menores.
Artemisa contaba con correo, telégrafo y teléfono local y de larga distancia, además de una radioemisora local de carácter comercial.
Datos censales
Durante la República el término municipal de Artemisa casi cuadriplicó su población, como puede apreciarse a continuación:
1887
1899
1907
1919
1931
1943
1953
15 775
9 317
14 719
21 497
25 322
31 574
35 735
Es fácil apreciar que, en los doce años que mediaron entre 1887 y 1899 la población artemiseña lejos de aumentar se redujo en un cuarenta por ciento, como consecuencia directa de la Guerra de Independencia y, sobre todo, de la política de Reconcentración llevada a cabo por las autoridades españolas.
El censo de 1853, por su parte, arrojaba que:
El número de viviendas urbanas era de 5 640 y el de las rurales de 2 809, lo que hacía un total de 8 449; la población económicamente activa (14 ó más años) ascendía a 12 816 habitantes; figuraban empadronados 6 249 analfabetos, equivalentes a un 23 % de la población de diez años o más de edad.
Historia
Las primeras mercedes concedidas datan de época tan remota como el año 1566 en que se otorgó una a Cristóbal Sánchez para explotar el corral de Majana; de 1573, en que se dio una al Vínculo de Meireles para explotar el corral Mangas de Río Grande, y otra a Francisco Núñez para el corral San Diego de Cayajabos; de 1599, en que se concedió otra a Gaspar Pérez Borroto para el corral Las Virtudes o Tagua, y de 1623 en que se adjudicó al propio Pérez Borroto el derecho a explotar el corral de San Marcos de Artemisa. Sin embargo, la fundación del pueblo no sucedería hasta el siglo XIX y guardó relación con el progreso que alcanzó la región por el cultivo del café, lo que hizo que se le llamara el Jardín de Cuba por sus bien cuidados cafetales.
Allá por 1805 comenzaron a construirse, al pie del Camino de Vuelta Abajo, algunas viviendas aisladas que ocupaban una llanura cubierta de palmas, y bien pronto los vecinos levantaron una pequeña ermita de tabla y guano, a la cual el obispo Espada de inmediato asignó un capellán.
A pesar de esto, no fue hasta 1818 que la fundación del poblado cobró notable impulso debido a la magnanimidad de un ilustre cubano, don Francisco de Arango y Parreño, quien – mediante acta de 15 diciembre de dicho año, que suscribió en su nombre su secretario y apoderado don Alonso Benigno Muñoz – cedió los terrenos que sirvieron de asiento a la localidad, incluyendo ocho solares para la construcción de la iglesia y del cementerio y mil pesos en efectivo para acometer las obras de la primera. Algunos meses más tarde, el 7 julio 1820, la modesta ermita era erigida por el obispo Espada y Landa en auxiliar de la parroquia de Guanajay, designando como su primer párroco al presbítero Dr. José Antonio Pérez Armenteros. La construcción del templo se activó a partir de entonces, y finalmente quedó bendecido el 22 diciembre 1825, cuando ya existían en la zona las parroquias de San Francisco Javier, en Cayajabos, y de Nuestra Señora del Carmen, en Puerta de la Güira. La primera partida de bautismo registrada en Artemisa fue extendida en 20 noviembre de dicho año.
Tres años después el censo parroquial de 1828 daba a la naciente población un total de casas de mampostería y tejas, una de tabla y tejas, 14 de embarrado, ocho de mampostería y guano, 14 de tabla y guano y 44 de yagua y guano.
Posiblemente, como consecuencia del desplome de la industria cafetalera cubana – iniciado poco después de 1833, año en que el país recogió su mejor cosecha de aquel siglo – Artemisa perdió importancia, y el año 1846 la cabecera apenas contaba con 638 habitantes. Pese a ello, en 1875 el partido ya tenía 7 000 almas y las dos escuelas que existían en noviembre 1860 se habían transformado en 1875 en cuatro, además de otras dos que había en Cayajabos, planteles que en 1891 pasarían a ser tres escuelas municipales para varones, dos para hembras y dos escuelas particulares en la cabecera, con cuatro más para varones y una para hembras en Cayajabos.
Poco después del Pacto del Zanjón, al transformarse el régimen municipal por Real Decreto de 9 junio 1878, Artemisa surgió a la vida municipal, segregándosele de Guanajay. El Ayuntamiento quedó constituido el 1ro enero 1879 y las primeras sesiones las celebró en la casa de don Francisco de la Sierra y de Porras, bajo la presidencia de don José María Aguayo, ocupándola algún tiempo después el propio Sierra De la casa de este último pasó el Consistorio para una situada en lo que hoy día es la esquina de Maceo y general Díaz, y de este lugar para su asiento definitivo, construido por suscripción popular e inaugurado el 5 mayo 1901.
Por la Orden Militar 93, de 27 de febrero 1900, se le anexaron a Artemisa los barrios Pedernales Primero y Pedernales Segundo, del suprimido Ayuntamiento de Cayajabos, y los barrios Guanímar, Mojanga y Pijirigua, que pertenecían al suprimido Ayuntamiento de Las Mangas. Posteriormente la Orden Militar 127, de 3 mayo 1902, le anexó los barrios San Juan, Punta Brava y Pueblo Nuevo, que pertenecían al suprimido Ayuntamiento de Candelaria, y que fueron restituidos a este último al restablecerlo la ley Cabada, de 20 julio 1910.
Artemisa puede sentir el justo orgullo de haber dado a Vuelta Abajo el más ilustre de sus hijos: el sabio naturalista Tranquilino Sandalio de Noda y Martínez, nacido en el cafetal Waterloo, cerca del poblado de Las Cañas, el 3 septiembre 1808, siendo bautizado en la iglesia de Puerta de la Güira, falleciendo a los cincuenta y siete años en San Antonio de os Baños, el 17 mayo 1866 Hombre de inmensa cultura y personalidad polifacética a quien José Martí llamara “el sabio más laborioso de Cuba”.
Durante la Guerra de Independencia, Artemisa fue un importante centro de operaciones de las fuerzas españolas, por lo que las fuerzas cubanas atacaron con ferocidad tanto el pueblo como los asentamientos cercanos.
Generales del Ejército Libertador Alberto Nodarse y Mayía Rodríguez y Coronel
Miguel Iribarren
Los independentistas cubanos liderados por Antonio Maceo incendiaron los caseríos de Cayajabo, Mojanga, Las Mangas y Pijirigua y bombardearon con un cañón, aunque sin resultados prácticos, la cabecera municipal.
Numerosos artemiseños se unieron a las huestes libertadoras. Entre ellos destacan los hermanos Alberto y Orencio Nodarse que alcanzaron los grados de general de división y coronel respectivamente.
Artemisa se benefició – durante la Primera Intervención norteamericana – al ver aumentada su demarcación con parte del territorio de los ayuntamientos de Cayajabos, Las Mangas y Candelaria que se suprimieron entonces. Sin embargo, en 1910 los tres barrios del último volvieron a dicho término municipal al restablecerlo la ley Cabada. Una ley de 17 febrero 1925 creó el partido judicial de Artemisa formado exclusivamente por este término municipal.
En la paz Artemisa se caracterizó, principalmente después de la Segunda Guerra Mundial, por su incansable afán de progreso, que lo llevó a transformarse en el segundo en importancia de los núcleos urbanos de la provincia de Pinar del Río y uno de los pueblos más laboriosos y entusiastas del país. Tan importante fue su actividad que la economía de la zona oriental de la provincia terminó por girar en torno de Villa Roja. Se explica así la expansión de su desarrollo urbano, que trajo consigo que a las antiguas urbanizaciones de La Matilde y Maderas se adicionaran, en épocas más recientes, las de Henry, Sierra, Méndez, Alturas de Artemisa, El Pilar, Toledo, San Antonio y Santa Margarita, con el consiguiente desarrollo de la industria de la construcción.
Mas, no quedaron atrás sus planteles educacionales, sus instituciones cívicas y sus sociedades de instrucción y recreo que dieron amplias muestras del marcado empeño de sus hijos porque la ciudad alcanzara un grado de superación en el que el adelanto material marchaba parejo con el avance en el orden cultural. En este sentido hay que reconocer que al cabo de los años terminó por fructificar la simiente sembrada en los años 30 por el «Grupo Proa», que tuvo como figuras representativas a Manuel Isidro Méndez, Ubaldo R. Villar, Armando Guerra, Ody Breijo, Fernando G. Campoamor, Elizardo Díaz Lorenzo y otros muchos.
Por breve que sea un recuento histórico de este TM no se debe omitir la mención preferente de tres artemiseños que, si bien no nacieron en la localidad, la quisieron entrañablemente: Magdalena Peñarredonda, el prebístero Guillermo González Arocha y Manuel Isidro Méndez.
Magdalena Peñarredonda, la Delegada de Vuelta Abajo, nació en Quiebra Hacha, pero residió en Artemisa casi toda su vida y allí desarrolló su inmensa labor patriótica, conspirando sin temor al principio y manteniendo más tarde abiertas las líneas de comunicación entre el Ejército Libertador y los cubanos que cooperaban con éste desde La Habana o el exterior.
De igual modo el padre González Arocha vio la luz primera en Regla, pero actuó como párroco artemíseño desde 1893 basta 1920. De él dijo Francisco González del Valle, en su ensayo histórico “El clero en la revolución cubana”, que fue «… un auxiliar eficaz y decidido de la revolución,..; trabajó sin cesar y sin miedo, exponiendo constantemente su libertad y su vida; fue perseguido, pero no dejó un momento de servir a la causa de la independencia de Cuba, en cuyo altar hubiera con gusto sacrificado la vida…»; Artemisa lo hizo su hijo adoptivo y Vuelta Abajo lo llevó en 1902 a la Cámara de Representantes, donde desenvolvió una actuación fecunda y provechosa.
El padre González Arocha reconstruyó la iglesia, dirigió el colegio de niños San Marcos, propició la formación de otro para niñas, fundó la Asociación de Beneficencia y Caridad Nuestra Señora del Corazón de Jesús y cuidó del legado de los Marqueses de Arellano, gracias al cual el 31 de marzo de 1916 se abrió al servicio público el Hogar de Ancianos Santa Margarita, instalado en la residencia de la finca La Matilde.
El sabio Tranquilino Sandalio de Noda
Por su parte, Manuel Isidro Méndez vino al mundo en Navia. Asturias, llegando a Arrtemisa a muy temprana edad para convertirse en un intelectual destacado y en uno de los mejores biógrafos y conocedores de la obra del Apóstol Martí. Nunca permaneció ajeno, a los esfuerzos por el progreso cultural de la región y al morir en La Habana en 1972 dejó terminada una historia local de Artemisa.
En adición a los mencionados anteriormente, la lista de los hijos distinguidos de Artemisa en materia política debería incluir, entre otros: a los senadores Antonio González Beltrán, Alberto Nodarse Bacallao, Lucilo de la Peña y Cruz (que presidió el Senado) y Manuel Pérez Galán, y a los representantes Francisco Galatas Errasti, Roberto Ortega y Zuazo y José Ramos Oleaga, al coronel Orencio Nodarse y Bacallao, quien ocupó altos cargos en la administración, a Emilio Laurent y Duber, el bravo combatiente de la expedición de Gibara en 1931, y a Saturnino Martínez y Otilio Gutiérrez Pérez.
Dentro de los que han sobresalido en las lides intelectuales: a Blanca y Amelia Cuenca, poetisas y educadoras, nacidas en el último tercio del pasado siglo; a Ofelia Rodríguez Acosta, novelista y escritora de justificado renombre nacional; a Milagros Pérez Esquijarrosa y Adolfina Rodríguez Barrios, poetisas ambas, la primera tempranamente desaparecida; a Ubaldo R. Villar y Ody Breijo, poetas de fino estilo; a Armando Guerra, ensayista notable y autor de varias publicaciones de calidad.
En el cultivo de las ciencias: a Patricio Cardín y Peñarredonda, prematuramente desaparecido; en la docencia: a Pedro García Valdés y Salvador Massip y Valdés, profesores ambos de fama nacional bien ganada; en el periodismo a Eloy Cruz y Delgado, y en el ejercicio profesional: a Julio y César Cabrera y Francisco Lamadrid, médicos destacados, los dos primeros profesores universitarios y el último profesional meritísimo del siglo XIX.
Alcaldes municipales
Años
Nombre
1899 – 1900
Enrique Zayas Ayestarán
1901
José Claro Zarazola
1902 – 1907
1908
Ramón Hernández López
1912
Clemente Rodríguez Alfonso
1916
Ramón Hernández López
1920
José Lorenzo Sánchez
1922 – 1926 – 1932
Ramón Hernández López
1933
Ubaldo R. Villar (de facto)
1934
Luis Delgado Delgado (de facto)
1936
Luis Delgado Delgado
1940 – 1944 – 1946
Roberto Ortega Zuazo
1950
Félix Noa Hernández
1954
Roberto Ortega Suazo (Falleció en el cargo)
Y fue sucedido por el presidente del Ayuntamiento
Miguel Galatas y Ortega