Antillana de Acero SA era una fábrica de palanquillas o billets con capacidad de producción de 112 000 toneladas. La empresa, ubicada en el Cotorro, municipio de Santa María del Rosario, La Habana, daba trabajo a 400 obreros y 100 empleados.
Tenía un capital suscrito de 8 200 000 pesos que se distribuían entre 81 accionistas, de los que el capital cubano privado poseía 6 200 000 pesos (el 75.6 %), el BANDES 500 000 (el 6.1 %) y el capital extranjero 1 500 000 (el 18.3 %). El grupo mayoritario estaba integrado por 19 cubanos que poseían 4 200 000 pesos y eran además propietarios de
Cabillas Cubanas SA. Otros 35 cubanos, importadores y distribuidores de ferreterías, poseían acciones valoradas en 1 500 000 pesos.
Los accionistas cubanos representaban una unión de los principales factores del acero en Cuba, que incluía a elaboradores, compradores, importadores y distribuidores. Otras firmas dedicadas al giro de la ferretería gruesa promovieron en 1958 una fábrica de cabillas la Aceros Unidos de Cuba SA.
El presidente de Antillana de Acero era Manuel A. Vega Armiñán, quien era, además, administrador general de los centrales azucareros de Manuel Aspuru, propietario de ferretería y tenedor aparente de 30 000 en acciones. El vicepresidente era Severiano Larrinaga Aguirre, apoderado de Camilo Aguirre, importante exportador mayorista de serap iron.
Otros miembros del Consejo de Dirección representantes de firmas ferreteras eran Gaspar Vizoso Colmenares; Ramón Lorido Diego, su vicetesorero; Camilo Aguirre; Mario Espino Escalés, quien controlaba 480 300 pesos en acciones; Albert Donohue; Benigno Vega Abril Albagés; Ramón Luzárraga Garay y otros. Otros tenedores eran Feíto de Feíto y Cabezón con 55 000 pesos y Héctor Martínez Sáenz con 100 000.
La empresa se constituyó el 14 de noviembre de 1955 por su presidente y vicepresidente. La primera piedra se colocó el 26 de febrero de 1957, terminándose de construir en 1959 a un costo de 14 696 000 pesos (de los que el BANDES financió un total 9 200 000 pesos del costo total en tres partidas). La Republic Steel asesoró la construcción, el montaje y el entrenamiento.
Antillana de Acero fue favorecida por el Decreto Presidencial No. 230 del 8 de febrero de 1956 que estableció aranceles proteccionistas para la importación de cabillas y que tuvo como efecto el aumento del precio de las mismas.
De su producción 50 000 toneladas estaban destinadas a su filial Cabillas Cubanas SA, 32 000 toneladas a las ferreterías comerciales, y, por último, 32 000 toneladas para insumo de la propia fábrica para producir cabillas.
La empresa fue nacionalizada por el nuevo gobierno cubano tras la Revolución de 1959. En 1974 se fusionó con varias empresas y cambió su nombre a Empresa Siderúrgica José Martí, aunque popularmente se le sigue llamando «Antillana de Acero».